Página 137 - El Hogar Cristiano (2007)

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Capítulo 25—El cuidado de los niños menesterosos
Los huerfanitos
—Más de un padre que murió en la fe, confiado
en la eterna promesa de Dios, dejó a sus amados en la plena seguridad
de que el Señor los cuidaría. Y ¿cómo provee el Señor para estos
enlutados? No realiza un milagro enviando maná del cielo; no manda
cuervos que les lleven alimento; sino que realiza un milagro en los
corazones humanos, expulsando el egoísmo del alma y abriendo
las fuentes de la benevolencia. Prueba el amor de quienes profesan
seguirle, confiando a sus tiernas misericordias a los afligidos y a los
enlutados.
Que aquellos que aman al Señor abran su corazón y sus hogares
para recibir a estos niños....
Un amplio campo de utilidad espera a todos los que quieran
trabajar por el Maestro, cuidando a estos niños y jóvenes que han sido
privados de la dirección vigilante de sus padres, y de la influencia
subyugadora de un hogar cristiano. Muchos de ellos han heredado
malas características, y si se los deja crecer en la ignorancia, se
desviarán hacia compañías que pueden conducirlos al vicio y el
crimen. Estos niños poco promisorios necesitan que se los coloque
en una posición favorable para la formación de un carácter correcto
a fin de que puedan llegar a ser hijos de Dios
Responsabilidad de la iglesia
—Niños huérfanos de padre y
madre son arrojados a los brazos de la iglesia, y Cristo dice a quie-
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nes le siguen: Recibid a estos niños indigentes, criadlos para mí,
y recibiréis vuestro salario. He visto manifestarse mucho egoísmo
en estas cosas. A menos que tengan evidencia especial de que
ellos
mismos
saldrán beneficiados por adoptar en su familia a quienes
necesiten hogares, algunos se apartan y contestan: No. No parece
interesarles si los tales se salvan o se pierden. Esto, piensan ellos, es
asunto suyo. Con Caín dicen: “¿Soy yo guarda de mi hermano?” No
están dispuestos a incomodarse ni a hacer sacrificio alguno por los
huérfanos, y arrojan a éstos con indiferencia a los brazos de un mun-
do que está a veces mejor dispuesto a recibirlos que esos profesos
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