Página 150 - El Hogar Cristiano (2007)

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El Hogar Cristiano
las lecciones que han de guiarlo a través de la vida: lecciones de
respeto, obediencia, reverencia, dominio propio. Las influencias
educativas del hogar son un poder decidido para el bien o para el
mal. Son, en muchos respectos, silenciosas y graduales, pero si se
ejercen de la debida manera, llegan a ser un poder abarcante para
la verdad y la justicia. Si no se instruye correctamente al niño en el
hogar, Satanás lo educará por instrumentos elegidos por él. ¡Cuán
importante es, pues, la escuela del hogar
Consideremos el círculo de la familia como una escuela, en
la cual preparamos a nuestros hijos para el cumplimiento de sus
deberes en el hogar, en la sociedad y en la iglesia
La educación en el hogar es primordial
—Es un hecho triste,
aunque universalmente admitido y deplorado, que la educación en
el hogar y la preparación de la juventud actual han quedado descui-
dadas
No hay campo de acción más importante que el señalado a los
fundadores y protectores del hogar. Ninguna obra encomendada a
seres humanos entraña consecuencias tan trascendentales como la
de los padres y madres.
Los jóvenes y niños de la actualidad determinan el porvenir de
la sociedad, y lo que estos jóvenes y estos niños serán depende del
hogar. A la falta de buena educación doméstica se puede achacar la
mayor parte de las enfermedades, así como de la miseria y crimina-
lidad que son la maldición de la humanidad. Si la vida doméstica
fuera pura y verdadera, si los hijos que salen del hogar estuvieran
debidamente preparados para hacer frente a las responsabilidades de
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la vida y a sus peligros, ¡qué cambio experimentaría el mundo
Todo lo demás es secundario
—Todo niño traído al mundo es
propiedad de Jesucristo y por precepto y ejemplo debe enseñársele a
amar a Dios y a obedecerle; pero la gran mayoría de los padres han
descuidado la obra que Dios les dió y nc han educado ni preparado a
sus hijos, desde el amanecer de la razón, para que conozcan y amen a
Cristo. Mediante un esfuerzo esmerado los padres deben observar el
despertar de la mente receptiva y considerar todo lo que respecta a la
vida del hogar como secundario frente al deber positivo que Dios les
ha impuesto: el de educar a sus hijos en la disciplina y admonición
del Señor