Página 151 - El Hogar Cristiano (2007)

Basic HTML Version

La primera escuela del niño
147
Los padres no deben permitir que las preocupaciones comercia-
les, y las costumbres, máximas y modas del mundo los dominen
al punto de hacerles descuidar a sus hijos en la infancia y dejar de
darles las instrucciones apropiadas a medida que transcurren los
años
Una de las grandes razones de que haya tanto mal en el mundo
hoy estriba en que los padres dedican su atención a otras cosas que
la que es de suma importancia: cómo adaptarse a la obra de enseñar
a sus hijos con paciencia y bondad el camino del Señor. Si pudiera
descorrerse la cortina, veríamos que debido a esta negligencia mu-
chísimos hijos que se han extraviado se perdieron y escaparon a las
buenas influencias. Padres, ¿podéis tolerar que así suceda en vuestra
experiencia? No debiera haber para vosotros obra tan importante
que os impida dedicar a vuestros hijos todo el tiempo que sea nece-
sario para hacerles comprender lo que significa obedecer al Señor y
confiar plenamente en él....
Y ¿qué cosecharéis como recompensa de vuestro esfuerzo? Ha-
llaréis a vuestros hijos a vuestro lado, dispuestos a cooperar con
vosotros y a echar mano de las tareas que sugiráis. Encontraréis
facilitada vuestra obra
[163]
Agentes de Dios en el hogar
—Los padres deben considerarse
en un sentido especial como agentes de Dios para instruir a sus hijos,
como lo hacía Abrahán, a fin de que anden en el camino del Señor.
Necesitan escudriñar diligentemente las Escrituras, para saber en qué
consiste el camino del Señor, a fin de enseñarlo a su familia. Miqueas
dice: “¿Y qué es lo que Jehová pide de ti, sino hacer justicia, y amar
la misericordia, y andar humildemente con tu Dios?”
Miqueas 6:8
(VM)
. A fin de ser maestros, los padres deben aprender, obteniendo
constantemente luz de los oráculos de Dios e introduciendo por sus
preceptos y ejemplo esta preciosa luz en la educación de sus hijos
Por la luz que Dios me ha dado sé que el esposo y la esposa
deben ser en el hogar ministro, médico, enfermera y maestros, que
vinculen a sus hijos consigo y con Dios, que los preparen para evitar
todo hábito que en algo pudiera militar contra la obra de Dios en
el cuerpo, y que les enseñen a cuidar de toda parte del organismo
viviente
La madre debe destacarse siempre en esta obra de educar a los
hijos; aunque recaen sobre el padre deberes graves e importantes, la