Página 193 - El Hogar Cristiano (2007)

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Posición y responsabilidades de la madre
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honren a Dios. La ley de Dios debe ser su norma, y el amor debe
regir en todo
No hay obra mayor ni más santa
—Si entran en la obra hom-
bres casados, dejando a sus esposas en casa para que cuiden a los
niños, la esposa y madre está haciendo una obra tan grande e impor-
tante como la que hace el esposo y padre. Mientras que el uno está
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en el campo misionero, la otra es misionera en el hogar, y con fre-
cuencia sus ansiedades y cargas exceden en mucho a las del esposo
y padre. La obra de la madre es solemne e importante.... El esposo
puede recibir honores de los hombres en el campo misionero, mien-
tras que la que se afana en casa no recibe reconocimiento terreno
alguno por su labor; pero si trabaja en pro de los mejores intereses
de su familia, tratando de formar su carácter según el Modelo divino,
el ángel registrador la anotará como uno de los mayores misioneros
del mundo. Dios no ve las cosas como las percibe la visión finita del
hombre
La madre es agente de Dios para hacer cristiana a su familia. De-
be dar un ejemplo de religión bíblica y demostrar como la influencia
de esta religión ha de regirnos en los deberes y placeres diarios, al
enseñar a sus hijos que pueden salvarse únicamente por la gracia,
mediante la fe, que es don de Dios. Esta enseñanza constante acerca
de lo que Cristo es para nosotros y para ellos y acerca de su amor,
su bondad y su misericordia revelados en el gran plan de salvación,
dejará en el corazón impresiones santificadas y sagradas
La educación de los hijos constituye una parte importante del
plan de Dios para demostrar el poder del cristianismo. Incumbe a
los padres una responsabilidad solemne en cuanto a educar a sus
hijos de tal manera que cuando salgan al mundo, harán bien y no
mal a aquellos con quienes traten
Colabora con el pastor
—El ministro tiene su tarea, y la madre
tiene la suya. Ella debe llevar a sus hijos a Jesús para que los bendiga.
Debe apreciar las palabras de Cristo y enseñarlas a sus hijos. Desde
la infancia de éstos debe enseñarles a ejercer dominio propio y
abnegación, así como hábitos de aseo y orden. La madre puede criar
a sus hijos de tal manera que acudirán a escuchar con corazón abierto
y tierno las palabras de los siervos de Dios. El Señor necesita madres
que en todo ramo de la vida hogareña aprovechen los talentos que él
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les dió y preparen a sus hijos para la familia del cielo.