Página 194 - El Hogar Cristiano (2007)

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El Hogar Cristiano
Mediante un fiel trabajo doméstico, se sirve al Señor tanto, o
aun más, que al enseñar la Palabra. Tan ciertamente como lo son los
maestros en la escuela, los padres y las madres deben considerarse
como educadores de sus hijos
La esfera de utilidad que incumbe a la madre cristiana no debe
quedar estrechada por su vida doméstica. La influencia saludable
que ella ejerce en el círculo familiar puede hacerla sentir, y así lo
hará, en una utilidad más amplia dentro de su vecindario y en la
iglesia de Dios. El hogar no es una cárcel para la esposa y madre
consagrada
Tiene una misión vitalicia
—Comprenda la mujer el carácter
sagrado de su obra y, con la fuerza de Dios y temiéndole, emprenda
su misión en la vida. Eduque a sus hijos para que sean útiles en este
mundo e idóneos para el mundo mejor. Nos dirigimos a las madres
cristianas. Les suplicamos que sientan su responsabilidad como
madres y no vivan para agradarse a sí mismas, sino para glorificar a
Dios. Cristo no se complació a sí mismo, sino que asumió forma de
siervo
El mundo rebosa de influencias corruptoras. Las modas y las
costumbres ejercen sobre los jóvenes una influencia poderosa. Si la
madre no cumple su deber de instruir, guiar y refrenar a sus hijos,
éstos aceptarán naturalmente lo malo y se apartarán de lo bueno.
Acudan todas las madres a menudo a su Salvador con la oración:
“¿Qué orden se tendrá con el niño, y qué ha de hacer?” Cumpla ella
las instrucciones que Dios dió en su Palabra, y se le dará sabiduría a
medida que la necesite
Reproduce la semejanza divina
—Hay un Dios en lo alto, y la
luz y gloria de su trono iluminan a la madre fiel que procura educar a
sus hijos para que resistan a la influencia del mal. Ninguna otra obra
puede igualarse en importancia con la suya. La madre no tiene, a
semejanza del artista, alguna hermosa figura que pintar en un lienzo,
ni como el escultor, que cincelarla en mármol. Tampoco tiene, como
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el escritor, algún pensamiento noble que expresar en poderosas pala-
bras, ni que manifestar, como el músico, algún hermoso sentimiento
en melodías. Su tarea es desarrollar con la ayuda de Dios la imagen
divina en un alma humana.
La madre que aprecie esta obra considerará de valor inapreciable
sus oportunidades. Por lo tanto, mediante su propio carácter y sus