Página 274 - El Hogar Cristiano (2007)

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El Hogar Cristiano
abstenerse de toda apariencia de mal. No son todas discretas en
su conducta, como conviene a mujeres que profesan la piedad. Sus
palabras no son tan selectas y bien escogidas como debieran serlo las
de quienes recibieron la gracia de Dios. Son demasiado familiares
con sus hermanos. Se demoran en derredor de ellos, se inclinan hacia
ellos, y parecen preferir su compañía. Sus atenciones les dan mucha
satisfacción.
De acuerdo con la luz que el Señor me ha dado, nuestras herma-
nas debieran seguir una conducta muy diferente: ser más reservadas,
manifestar menos audacia y ataviarse “con vergüenza y modestia.”
Tanto los hermanos como las hermanas se entregan demasiado a la
conversación jovial cuando están juntos ambos sexos. Las mujeres
que profesan tener piedad dejan oír muchas bromas y risas. Esto
no es propio y contrista al Espíritu de Dios. Estas manifestaciones
revelan una falta de verdadero refinamiento cristiano. No fortalecen
el alma en Dios, sino que producen grandes tinieblas, ahuyentan a
los ángeles celestiales puros y refinados y rebajan a un nivel inferior
a quienes participan de estos males
Con mucha frecuencia son las mujeres las que tientan. Con
un motivo u otro, requieren la atención de los hombres, casados o
solteros, y los llevan adelante hasta que transgreden la ley de Dios,
hasta que su utilidad queda arruinada y sus almas están en peligro....
Si las mujeres quisieran tan sólo elevar sus vidas y trabajar con
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Cristo, su influencia sería menos peligrosa; pero con sus sentimientos
actuales de despreocupación acerca de las responsabilidades del
hogar y de los requerimientos que Dios les hace, su influencia se
hace sentir con frecuencia en el sentido del mal, sus facultades son
empequeñecidas, y su obra no lleva la impresión divina
Hay tantas señoritas atrevidas y mujeres audaces que tienen la
facultad de hacerse notar, poniéndose en la compañía de hombres
jóvenes, invitando las atenciones y flirteos de hombres casados y
solteros, que a menos que Vd. se concentre en Cristo y sea firme
como el acero, será arrastrado a la red de Satanás
Como embajadora de Cristo, os suplico a vosotros que profesáis
la verdad presente, para que rechacéis cualquier avance de la impu-
reza, y abandonéis la sociedad de aquellos que emiten una sugestión
impura. Repudiad estos pecados contaminadores con el más intenso
odio. Apartaos de aquellos que, aun en la conversación, permiten que