Página 306 - El Hogar Cristiano (2007)

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Capítulo 61—Principios financieros para la familia
El dinero puede ser bendición o maldición
—El dinero no es
necesariamente una maldición; es algo de alto valor porque si se
emplea correctamente puede hacer bien en la salvación de las almas
y en beneficio de quienes son más pobres que nosotros. Por un
uso pródigo o imprudente, ... el dinero llegará a ser un lazo para
quien lo gaste. El que emplea el dinero para satisfacer su orgullo
y ambición hace de él una maldición más bien que una bendición.
El dinero prueba constantemente los afectos. Todo aquel que lo
adquiera en mayor cantidad que la realmente necesaria debe solicitar
sabiduría y gracia para conocer su propio corazón y guardar a éste
con diligencia, no sea que tenga necesidades imaginarias y llegue a
ser un mayordomo infiel, que use con prodigalidad el capital que le
confió el Señor.
Cuando amamos a Dios sobre todas las cosas, las temporales
ocuparán su debido lugar en nuestros afectos. Si con humildad y
fervor procuramos conocimiento y capacidad para hacer el debido
uso de los bienes de nuestro Señor, recibiremos sabiduría de lo
alto. Cuando el corazón se apoya en sus propias preferencias e
inclinaciones, cuando se alberga el pensamiento de que el dinero
puede conferir felicidad sin el favor de Dios, entonces el dinero llega
a ser un tirano que domina al hombre; éste le concede su confianza
y estima y lo adora como a un dios. Sacrifica en su altar el honor, la
verdad y la justicia. Pone a un lado los mandamientos de la Palabra
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de Dios; y las costumbres y los usos del mundo, ordenados por el
rey Mammón, llegan a ser un poder que le domina
Procure cierta seguridad en la posesión de una casa
—Si se
hubiese continuado cumpliendo las leyes dadas por Dios, cuán dife-
rente sería actualmente la condición del mundo, en lo moral, espi-
ritual y temporal. No se manifestarían como ahora el egoísmo y el
engreimiento, sino que cada uno demostraría bondadosa considera-
ción por la felicidad y el bienestar ajenos. ... En vez de hallarse las
clases más pobres bajo el férreo calcañar de los ricos, en vez de que
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