Página 361 - El Hogar Cristiano (2007)

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El don del habla
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mismo espíritu. Luego vienen las palabras de represalias, y las de
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justificación propia, con las que se fragua un yugo pesado y amargo
para vuestra cerviz; porque todas esas palabras acerbas volverán a
vuestra alma en funesta cosecha
Las palabras duras hieren al corazón mediante el oído, despier-
tan las peores pasiones del alma y tientan a hombres y mujeres a
violar los mandamientos de Dios.... Las palabras son como semillas
implantadas
Son como blasfemias
—Entre los miembros de muchas familias
se sigue el hábito de hablar con descuido, o para atormentar a otros
y la costumbre de decir palabras duras se fortalece a medida que se
cede a ella. Así se dicen muchas cosas objetables que concuerdan
con el espíritu de Satanás y no con el de Dios.... Las quemantes
palabras de ira no debieran ser pronunciadas, porque delante de Dios
y de los santos ángeles son como una especie de blasfemia
Como perdió un padre la confianza de sus hijos
—Hermano
mío, sus palabras de intolerancia hieren a sus hijos. A medida que
crezcan, se intensificará en ellos la tendencia a criticar. El hábito de
censurar está corrompiendo su propia vida y se extiende a su esposa
y a sus hijos. Estos no son estimulados a darle su confianza ni a
reconocer sus propios defectos, porque saben que a continuación
Vd. expresará severas reprensiones. Con frecuencia sus palabras
son como un granizo asolador que quebranta las tiernas plantas. Es
imposible evaluar el daño así causado. Sus hijos practican el engaño
para evitar las palabras duras que Vd. pronuncia. Procuran eludir la
verdad para escapar a la censura y al castigo. Una orden fría y dura
no les beneficiará
Un voto sugerente
—Sería bueno que cada hombre firmase la
promesa de hablar bondadosamente en su casa y de permitir que la
ley del amor rija sus palabras. Padres, no habléis nunca apresurada-
mente. Si vuestros hijos obran mal, corregidlos, pero con palabras
impregnadas de ternura y amor. Cada vez que regañáis, perdéis una
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preciosa oportunidad de dar una lección de tolerancia y paciencia.
Sea el amor el rasgo más destacado de vuestra corrección de lo
malo
La conversación en la mesa
—Cuantas familias sazonan sus
comidas diarias con dudas y preguntas. Disecan el carácter de sus
amigos y lo sirven como delicado postre. Circula por la mesa un