Capítulo 85—Galardón actual y futuro
Una rica recompensa los aguarda
—Si los padres dan la debi-
da educación a sus hijos, experimentarán ellos mismos felicidad al
ver, en el carácter cristiano de sus hijos, el fruto de su cuidadosa
enseñanza. Están rindiendo a Dios el servicio más elevado al presen-
tar al mundo familias bien ordenadas y disciplinadas, que no sólo
temen al Señor, sino que le honran y glorifican por la influencia que
ejercen sobre otras familias; y recibirán su recompensa
Padres creyentes, os incumbe una obra de responsabilidad para
guiar los pasos de vuestros hijos aun en su experiencia religiosa.
Cuando amen verdaderamente a Dios os bendecirán y reverenciarán
por el cuidado que les otorgasteis y por vuestra fidelidad al restringir
sus deseos y subyugar sus voluntades
Hay una recompensa cuando la semilla de verdad se siembra
temprano en el corazón y se la atiende cuidadosamente
Los padres deben obrar teniendo en vista la futura cosecha. Aun-
que siembren con lágrimas, entre muchos desalientos, deben hacerlo
con ferviente oración. Tal vez sólo vean promesas de una mies tardía
y escasa, pero esto no debe impedirles que siembren. Deben hacerlo
a orillas de todas las aguas, aprovechando toda oportunidad de per-
feccionarse y de beneficiar a sus hijos. Una siembra tal no se hará
en vano. Al tiempo de la siega muchos padres fieles volverán con
regocijo trayendo sus gavillas
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Dad a vuestros hijos cultura intelectual y preparación moral. For-
taleced sus mentes juveniles con principios firmes y puros. Mientras
tenéis oportunidad, echad el fundamento de una noble virilidad y
feminidad. Vuestra labor será recompensada mil veces
Los padres serán reverenciados
—En la Palabra de Dios halla-
mos esta hermosa descripción de un hogar feliz y de la mujer que
lo preside: “Levantáronse sus hijos, y llamáronla bienaventurada; y
su marido también la alabó.” ¿Qué mayor elogio podría desear una
ama de casa que el así expresado
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