Página 72 - El Hogar Cristiano (2007)

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El Hogar Cristiano
Para la salud y la felicidad de toda la familia, nada es de tan
vital importancia como la pericia e inteligencia de la cocinera. Con
comidas mal preparadas y malsanas podría estorbar y hasta arruinar
tanto la utilidad del adulto como el desarrollo del niño. Del mismo
modo, al proveer alimentos adaptados a las necesidades del cuerpo y
al mismo tiempo atractivos y sabrosos, puede llevar a cabo tanto en
la debida dirección como de otra manera llevaría a cabo en la mala.
Así que, en muchos sentidos, la felicidad de la vida está ligada a la
fidelidad con que se desempeñan los deberes comunes
Aplíquense los principios de la higiene
—Se debería prestar
más atención de la que comúnmente se concede a los principios de
higiene que se aplican al régimen alimenticio, al ejercicio, al cuidado
de los niños, al tratamiento de los enfermos, y a muchos asuntos
semejantes
En el estudio de la higiene, el maestro atento aprovechará toda
oportunidad para mostrar la necesidad de una perfecta limpieza,
tanto de las costumbres personales como del ambiente en que uno
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vive. ... Enséñese a los alumnos que un dormitorio que reúna todas
las condiciones higiénicas, una cocina limpia, y una mesa arreglada
con gusto y saludablemente provista lograrán más para la obtención
de la felicidad de la familia y la consideración de cualquier visitante
sensato, que cualquier conjunto de muebles costosos que adornen la
sala. No es menos necesario ahora que cuando fué enseñada hace
mil ochocientos años, por el Maestro divino, la lección: “La vida
más es que la comida, y el cuerpo que el vestido.
Los hábitos de laboriosidad aconsejados
—Vd. tiene peculia-
ridades de carácter que es necesario disciplinar severamente y domi-
nar resueltamente antes que pueda contraer matrimonio con seguri-
dad. Por lo tanto no debe pensar en casarse hasta que haya vencido
los defectos de su carácter, porque no sería una esposa feliz. Vd.
no se ha educado para el trabajo doméstico sistemático. No vió la
necesidad de adquirir hábitos de laboriosidad. El hábito de hallar
placer en el trabajo útil, una vez contraído, no se pierde jamás. Una
persona está entonces preparada para verse colocada en cualesquiera
circunstancias de la vida, y en condición para hacerles frente. Apren-
derá a deleitarse en la actividad. Si halla placer en el trabajo útil, su
mente se dedicará a su ocupación, y no hallará tiempo para ensueños
y fantasías.