Página 89 - El Hogar Cristiano (2007)

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Una asociación feliz
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de sus caprichos, provocará casi inevitablemente aquello mismo que
parece deplorar; hará realidades de todas esas acusaciones
Características de una buena compañera y madre
—En vez
de sumirse en una simple rutina de faenas domésticas, encuentre la
esposa y madre de familia tiempo para leer, para mantenerse bien
informada, para ser compañera de su marido y para seguir de cerca
el desarrollo de la inteligencia de sus hijos. Aproveche sabiamente
las oportunidades presentes para influir en sus amados de modo que
los encamine hacia la vida superior. Haga del querido Salvador su
compañero diario y su amigo familiar. Dedique algo de tiempo al
estudio de la Palabra de Dios, a pasear con sus hijos por el campo y
a aprender de Dios por la contemplación de sus hermosas obras.
Consérvese alegre y animada. En vez de consagrar todo momento
a interminables costuras, haga de la velada de familia una ocasión
de grata sociabilidad, una reunión de familia después de las labores
del día. Un proceder tal induciría a muchos hombres a preferir la
sociedad de los suyos en casa a la del casino o de la taberna. Muchos
muchachos serían guardados del peligro de la calle o de la tienda
de comestibles de la esquina. Muchas niñas evitarían las compañías
frívolas y seductoras. La influencia del hogar llegaría a ser entonces
para padres e hijos lo que Dios se propuso que fuera, es decir, una
bendición para toda la vida
La vida matrimonial no es sólo romántica; tiene sus dificultades
verdaderas y sus detalles prosaicos. La esposa no debe considerarse
una muñeca a la que se debe mimar, sino como una mujer; una
persona que pondrá el hombro bajo cargas reales, no imaginarias,
y llevará una vida comprensiva y reflexiva, teniendo en cuenta que
hay, además de ella misma, otras cosas en que pensar. ... La vida
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real tiene sus sombras y pesares. A cada alma le tocan aflicciones.
Satanás obra constantemente para alterar la fe de cada uno, y para
destruir su valor y esperanza
Consejos a una pareja desdichada
—Su vida matrimonial se
ha asemejado mucho a un desierto, con tan sólo muy pocos parajes
verdes que recordar con agradecimiento. No era necesario que fuese
así.
Es tan difícil que haya amor sin que se revele en actos exteriores
como lo es que el fuego siga ardiendo sin combustible. Vd., Hno. C.,
consideró que era rebajar su dignidad manifestar ternura mediante