Página 114 - Hijas de Dios (2008)

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Hijas de Dios
dos. Se ha cometido una injusticia con aquellas mujeres que trabajan
con tanta dedicación como sus esposos, y cuya tarea es reconocida
por Dios y considerada tan importante como la de ellos. El sistema
de pagar a los hombres sin hacerlo a las esposas que trabajan, no
cuenta con la aprobación de Dios. Es una injusticia y un error. El
Señor no favorece este plan. Si se hace así en nuestra Asociación,
nuestras hermanas se desanimarán y dejarán de hacer la obra en la
que debieran estar comprometidas.
Se comete un error cuando se deja toda la carga del trabajo
sobre los pastores. Este arreglo se ha hecho sin consultar con Dios.
Algunas damas están enseñando a mujeres jóvenes a dar con éxito
estudios bíblicos y visitar las familias. Y estas mujeres que trabajan
en la causa de Dios debieran recibir sueldos proporcionados al
tiempo que dedican. Dios es un Dios de justicia; y si los pastores
reciben sueldo por su trabajo, también sus esposas, que se consagran
a la tarea con todo su interés y son obreras juntamente con Dios,
debieran recibir un sueldo adicional al de sus esposos, aunque no
lo soliciten. Cuando el pastor consagrado y su esposa se unen en el
trabajo, debieran recibir el sueldo de dos obreros; esto les permitirá
contar con los medios necesarios para invertirlos en la causa de
Dios como ellos dispongan. El Señor ha puesto su Espíritu sobre
ambos. Y si el esposo muriera y dejara sola a su esposa, esta estará
capacitada para continuar la tarea en la causa de Dios y para recibir
el salario por ese trabajo.—
Manuscript Releases 5:29-31 (1898)
.
Que nadie piense que las damas no deben recibir sueldos
justos
—Elegid a mujeres que desempeñen su parte con fervor. El
Señor utilizará a mujeres inteligentes en la obra de enseñar. Y na-
die piense que no deben recibir remuneración por sus labores esas
mujeres que comprenden la Palabra y tienen habilidad para enseñar.
Debiera pagárseles así como se les paga a sus esposos. Hay una gran
obra que deben realizar las mujeres en la causa de la verdad pre-
sente. Mediante el ejercicio de tacto femenino y el uso sabio de sus
conocimientos de la verdad bíblica, pueden superar dificultades que
nuestros hermanos no podrían enfrentar. Necesitamos obreras para
que trabajen en colaboración con sus esposos, y debiéramos animar
a las que desean dedicarse a este ramo del esfuerzo misionero.—
El
Evangelismo, 358-359 (1909)
.