Página 115 - Hijas de Dios (2008)

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“El obrero es digno de su salario”
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El trabajo de la mujer debe recibir su justa remuneración
Si el Señor responsabiliza a una mujer para realizar cierta labor, su
trabajo debiera ser estimado de acuerdo con lo que vale. Algunos
podrían considerar que es recomendable la práctica de permitir a
algunas personas que dediquen todo su tiempo y esfuerzo a la obra
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sin recibir ninguna recompensa monetaria. Pero Dios no aprueba
estos arreglos. Cuando una escasez de fondos requiere abnegación,
la carga no debe descansar sola y enteramente sobre unas pocas
personas. Que todos se unan en el sacrificio.—
Testimonies for the
Church 7:198-199 (1902)
.
No solo las mujeres deben sacrificarse
—En nuestro mundo
debe llevarse a cabo una gran obra, y en esta debe emplearse todo
talento de acuerdo con los principios de justicia. Si el Señor designa
una mujer para que lleve a cabo cierta obra, su trabajo debe estimarse
de acuerdo con su valor. Cada obrero debe recibir su justa paga.—
El
Evangelismo, 359 (1898)
.
Las mujeres que hacen obra evangélica deben recibir pago
Se me solicitó que visitara Melbourne antes de que se desarmara la
carpa, pero debido al calor reinante no fue un pedido muy urgente.
El pastor Robinson pensaba que yo debía dar mi testimonio; que se
lo necesitaba grandemente. Él y su esposa fueron dejados con toda la
responsabilidad del trabajo. Debían conducir la misión, dar estudios
bíblicos, y entrenar a varios jóvenes y señoritas como obreros. Su
trabajo ha sido pesado. La hermana Robinson empleó a una joven
para hacer las tareas de su hogar, y ella está haciendo el trabajo de
un ministro. Estas mujeres no han recibido paga, pero esto debe
cambiar a su debido tiempo. La causa está siendo restringida por
falta de medios.—
Manuscript Releases 12:160 (1898)
.
El diezmo debe ser usado en la obra ministerial hecha por hombres
o mujere
. Se necesita a las mujeres tanto como los hombres en la
obra que debe ser hecha. Las mujeres que se dedican al servicio de
Dios; que realizan trabajo casa por casa para la salvación de otros;
que hacen una tarea tanto o más agotadora que situarse al frente de
la congregación, debieran recibir una remuneración por su labor. Si
el hombre es digno de su salario, también lo es la mujer.
[Para mayor información sobre el uso del diezmo, ver el Apéndice D]