Página 184 - Hijas de Dios (2008)

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Hijas de Dios
ha de valorar a las mujeres por el trabajo que puedan hacer como
se estiman las bestias de carga. La esposa ha de agraciar el círculo
familiar como esposa y compañera de un esposo sabio. A cada paso
debe ella preguntarse: “¿Es esta la norma de la verdadera feminei-
dad?” y: “¿Cómo haré para que mi influencia sea como la de Cristo
en mi hogar?” El marido debe dejar saber a su esposa que él aprecia
su trabajo.
La esposa ha de respetar a su marido. Él ha de amar y apreciarla
a ella: y así como los une el voto matrimonial, su creencia en Cristo
debe hacerlos uno en él. ¿Qué podría agradar más a Dios que el ver
a los que contraen matrimonio procurar juntos aprender de Jesús y
llegar a compenetrarse cada vez más de su Espíritu?—
Los Hechos
de los Apóstoles, 99 (1899)
.
La esposa debe ser tratada con ternura
—Su familia todavía
puede ser feliz. Su esposa necesita su ayuda. Se parece a una vid
adherida al parrón; necesita apoyarse en su fortaleza. Usted puede
ayudarle y conducirla. No debería censurarla jamás. Nunca la re-
prenda si sus esfuerzos no son lo que usted piensa que deberían ser.
Por el contrario, anímela con palabras tiernas y amorosas. Puede
ayudarle a conservar su dignidad y su respeto propio. Nunca enco-
mie las acciones de otras personas en su presencia, para que ella no
crea que lo hace a fin de que sus deficiencias resalten. Usted ha sido
duro e insensible en este sentido. Ha manifestado más cortesía para
su servidumbre que para ella; ha puesto a sus servidores por encima
de ella en la casa.—
Testimonies for the Church 2:273 (1869)
.
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La esposa debe ayudar al esposo a mantener la dignidad
También se me ha mostrado que muchas veces la esposa comete
un grave error. Ella no realiza esfuerzos decididos para dominar su
propio genio y hacer feliz el hogar. Manifiesta a menudo inquietud y
profiere quejas innecesarias. El esposo llega de su trabajo cansado y
agobiado, y encuentra un rostro ceñudo en lugar de palabras alegres
y alentadoras. Él es humano, y sus afectos se apartan de su esposa.
Pierde el amor al hogar, su senda se oscurece y se desvanece su
valor. Pierde el respeto propio y la dignidad que Dios le exige que
mantenga.—
Joyas de los Testimonios 1:106 (1862)
.
El amor por Cristo fortalece el amor del uno por el otro
—Ni
el esposo ni la esposa deben fusionar su individualidad con la del
otro. Cada uno tiene una relación personal con Dios, y es a él a quien