Página 255 - Hijas de Dios (2008)

Basic HTML Version

Apéndice c—Documentos relacionados con la ordenación de la mujer
251
“Aquellas damas que tienen voluntad de consagrar algo de su
tiempo para el servicio a Dios, debieran ser elegidas para visitar a los
enfermos, atender a los jóvenes y ministrar a los pobres. Debieran
ser separadas para esta tarea por la oración y la imposición de manos.
En algunos casos necesitarán el consejo de los dirigentes de la iglesia
o del pastor. Pero si son mujeres consagradas que mantienen una
comunión vital con Dios, serán un poder para el bien de la iglesia.
Este es otro medio para fortalecer y hacer crecer la iglesia”.—
The
Review and Herald, 9 de julio de 1895
.
Varias mujeres fueron ordenadas como diaconisas durante el
tiempo del ministerio de Elena G. de White en Australia. El 10
de agosto de 1895, la comisión de nombramientos de la Iglesia de
Ashfield en Sídney, presentó un informe que fue aprobado. Las actas
del secretario declaraban: “Inmediatamente después de la elección,
los nuevos dirigentes fueron llamados a la plataforma, y los pasto-
res Corliss y McCullagh apartaron al anciano, los diáconos y las
diaconisas por la oración y la imposición de manos”.
Varios años más tarde, en la misma iglesia, el pastor William
White ofició en la ordenación de los nuevos oficiales de iglesia. Las
actas de la iglesia para el 7 de enero de 1900, declaraban: “El sábado
anterior los nuevos oficiales fueron nombrados y aceptados para el
presente año, y en el día de hoy el pastor White ordenó e impuso
las manos sobre los ancianos, diáconos y diaconisas”.—Citado en
Adventist Review, 16 de enero de 1986
.
[249]
4. Varias damas recibieron “licencia de predicadora” por parte
de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, durante la vida de Elena
G. de White, entre ellas se encontraban:
(De los archivos de la Asociación General)
Algunas de las damas en la lista fueron empleadas por la Iglesia.
Otras, como en el caso de Margaret Caro, una dentista, eran obreras
de sostén propio.
[250]
5. Elena G. de White hizo tres declaraciones que a veces son
usadas como evidencia de que ella apoyaba la ordenación de mujeres
al ministerio:
En 1898 declaró que “hay mujeres que debieran trabajar en
el ministerio evangélico”. El contexto de esta declaración parece