Página 256 - Hijas de Dios (2008)

Basic HTML Version

252
Hijas de Dios
indicar que estaba hablando de la participación de las esposas de los
ministros. Ella escribió:
“Varias hermanas me han escrito pidiendo mi consejo acerca
de si las esposas de los ministros debieran adoptar niños. ¿Les
aconsejaría a ellas asumir esa clase de tarea? A algunas de ellas que
miraban favorablemente esta posibilidad les respondí: No; el Señor
quiere que usted ayude a su esposo en la obra. Si el Señor no le
ha dado hijos propios, no debe cuestionar su sabiduría. Él sabe lo
que es mejor. Consagre todos sus talentos a ser una obrera cristiana.
Usted puede ayudar a su esposo de muchas maneras; puede ayudarlo
directamente en su trabajo; puede mejorar su intelecto; puede ser
una buena ama de casa usando las habilidades que Dios le ha dado,
y sobre todo, puede ayudarle a dar el mensaje.
Hay mujeres que debieran trabajar en el ministerio evangélico.
En muchos aspectos pueden hacer aun mejor que los ministros que
a veces descuidan visitar el rebaño del Señor. Cuando sea posible,
ambos esposos debieran unirse en ese trabajo. Hay un camino abierto
para el trabajo de mujeres consagradas. Pero el enemigo se alegraría
si estas mujeres a quien Dios podría usar para ayudar a centenares
de personas, dedicaran su tiempo y esfuerzos a una sola criatura
que requeriría constante cuidado y atención”.—
Manuscript Releases
5:325-326
.
En el año 1900, Elena G. de White publicó el tomo 6 de los
Testimonios
, que incluía una sección titulada: “El colportor es un
obrero evangélico”. Allí declaraba:
“Todos los que deseen tener oportunidad de ejercer un verdadero
ministerio, y que quieran entregarse sin reserva a Dios, hallarán en
el colportaje oportunidades de hablar de las muchas cosas concer-
nientes a la vida futura e inmortal. La experiencia así ganada será
aun de más valor para los que se están preparando para el minis-
terio. Es la compañía del Espíritu Santo de Dios lo que prepara
a los obreros, sean hombres o mujeres, para apacentar la grey de
Dios”.—
Testimonies for the Church 6:324
.
Finalmente, en 1903 Elena G. de White escribió:
[251]
“El Señor pide a todos los que están conectados con nuestros
sanatorios, casas publicadoras y escuelas, que enseñen a nuestra
juventud a hacer obra evangelística. Nuestro tiempo y fuerzas no
debieran emplearse mayormente en establecer sanatorios, tiendas de