Página 257 - Hijas de Dios (2008)

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Apéndice c—Documentos relacionados con la ordenación de la mujer
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víveres y restaurantes, a descuido de los otros aspectos de la obra.
Hombres y mujeres jóvenes, quienes tendrían que estar empeñados
en el ministerio, en la obra bíblica, y en la obra del colportaje, no
deberían sujetarse al empleo mecánico.
Anímese la juventud a ingresar en las escuelas para obreros
cristianos, las cuales deben asemejarse cada vez más a las escuelas
de los profetas. Estas instituciones han sido establecidas por el
Señor, y si son administradas en armonía con sus propósitos, la
juventud que es enviada a ellas pronto estará preparada para trabajar
en varias de las ramas de la obra misionera. Algunos recibirán el
adiestramiento necesario para entrar en el campo como enfermeros
misioneros, otros como colpoltores, y algunos como ministros del
evangelio”.—
Testimonies for the Church 8:241
.
6. Elena G. de White hizo dos declaraciones acerca de su propio
llamado como mensajera del Señor. Ella escribió:
“A la edad de 78 años todavía continúo trabajando. Todos esta-
mos en las manos del Señor. Yo confío en él porque sé que nunca
dejará ni abandonará a aquel que pone su confianza en él. Por eso
me he puesto bajo su cuidado.
Y doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor,
porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio”.—
The Review
and Herald, 26 de julio de 1906
.
“Dios me ordenó como su mensajera en la ciudad de Portland, y
allí comenzaron mis primeras labores en la verdad presente”.—
The
Review and Herald, 18 de mayo de 1911
.
Debiera recordarse que Elena G. de White recibió su primera
visión en Portland, Maine, en diciembre de 1844. Poco después el
Señor le pidió que compartiera con otros lo que había visto.
7. Elena G. de White no participó en los movimientos en pro
los derechos de la mujer. Cuando se le urgió a unirse en la campaña
en favor del voto femenino, declinó la invitación. En esa ocasión le
escribió a su esposo lo siguiente:
“Visité a la Sra. Graves. Ella tiene una carga sobre su mente y
desde que supo que yo estaba en casa había estado intentando verme.
Me dijo que creía que debía compartir sus sentimientos conmigo.
Deseaba que yo considerara el asunto del voto de las mujeres.
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Ella dice que las mujeres deberían votar, porque se están legalizando
cosas de carácter alarmante en Francia y en San Luis, y que se