Página 50 - Hijas de Dios (2008)

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Hijas de Dios
de Dios. No beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo,
aun desde el vientre de su madre. Y hará que muchos de los hijos de
Israel se conviertan al Señor Dios de ellos. E irá delante de él con el
espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los
padres a los hijos, y de los rebeldes a la prudencia de los justos, para
preparar al Señor un pueblo bien dispuesto” [...]. Y el niño crecía, y
se fortalecía en espíritu; y estuvo en lugares desiertos hasta el día de
su manifestación a Israel”.
Vers. 5-17, 80
.
Un ángel del cielo vino para instruir a Zacarías y Elisabet acerca
de cómo educar y formar a su hijo, a fin de actuar en armonía con
Dios para preparar un mensajero que anunciase la venida de Cristo.
Como padres, debían cooperar fielmente con Dios para desarrollar
tal carácter en Juan, que lo capacitara para ser un obrero competente
en la parte que Dios le había asignado. Juan era el hijo de la vejez, el
niño del milagro, y los padres podrían haber razonado que el Señor
tenía una obra especial para él, y que Dios mismo se encargaría
de prepararlo. Pero los padres no razonaron de esa manera. Se
trasladaron a un lugar en la campiña donde su hijo no estuviera
expuesto a las tentaciones de la vida en la ciudad, ni fuera inducido
a separarse del consejo y la instrucción que sus padres le darían.
Hicieron su parte en desarrollar en el niño un carácter que pudiese
cumplir con el propósito que Dios le había asignado. No descuidaron
aspecto alguno que pudiera evitar que su hijo llegara a ser bueno y
sabio, “para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de
muerte; para encaminar nuestros pies por camino de paz”.
Vers. 79
.
Ellos cumplieron con su sagrada responsabilidad.—
The Signs of the
Times, 16 de abril de 1896
.
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María, madre de Jesús
Este capítulo está basado en los cuatro Evangelios.
Cuando la Majestad del cielo llegó en la forma de una criatura
y le fue confiada a María, ella no tenía mucho que ofrecer por
ese precioso don. No podía presentar exóticos presentes, como los
sabios de oriente que fueron a Belén. Solo llevó un par de tórtolas,
la ofrenda indicada para los pobres; pero el Señor la consideró un
sacrificio aceptable. La madre de Jesús no fue rechazada debido