Página 77 - Hijas de Dios (2008)

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Mujeres notables del Nuevo Testamento
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Después de dejar Corinto, el próximo escenario de la labor de
Pablo fue Éfeso. Estaba en camino a Jerusalén, para asistir a una
fiesta próxima; y su estadía en Éfeso fue necesariamente breve.
Razonó en la sinagoga con los judíos, quienes fueron impresionados
tan favorablemente que le rogaron que continuara sus labores entre
ellos. Su plan de visitar a Jerusalén le impidió detenerse entonces,
pero prometió volver a visitarlos “si Dios quiere”. Aquila y Priscila
lo habían acompañado a Éfeso, y los dejó allí para que continuaran
la obra que había comenzado.—
Los Hechos de los Apóstoles, 218
(1911)
.
Ana la profetisa
El espíritu de profecía estaba sobre este hombre de Dios [Si-
meón], y mientras que José y María permanecían allí, admirados de
sus palabras, los bendijo, y dijo a María: “He aquí este está puesto
para caída y para levantamiento de muchos en Israel, y para señal
que será contradicha (y una espada traspasará tu misma alma), para
que sean revelados los pensamientos de muchos corazones”.
Lucas
2:34-35
.
También Ana la profetisa vino y confirmó el testimonio acerca
de Cristo. Mientras hablaba Simeón, el rostro de ella se iluminó con
la gloria de Dios, y expresó su sentido agradecimiento por habérsele
permitido contemplar a Cristo el Señor.—
El Deseado de Todas las
Gentes, 37 (1898)
.
La esposa de Pilato
La apariencia de Cristo hizo una favorable impresión sobre Pila-
to. Se despertaron sus más nobles sentimientos. Había oído hablar
de Jesús y sus obras, y su esposa le había comentado acerca de las
maravillosas acciones realizadas por aquel profeta galileo, que cura-
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ba a los enfermos y resucitaba a los muertos. Estas noticias revivían
ahora en su mente como si se tratara de un sueño. Había escuchado
rumores que provenían de varias fuentes, incluyendo algunos de
sus parientes, y resolvió preguntar a los judíos acerca de sus cargos
contra el prisionero.—
The Review and Herald, 7 de noviembre de
1899
.