Página 88 - Hijas de Dios (2008)

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Hijas de Dios
volcar la sabiduría y el conocimiento divinos en la obra de educar
a los jóvenes para su utilidad en esta vida y para la vida futura e
inmortal. Deben ser hombres y mujeres que no solo conozcan la
verdad sino que también sean hacedores de la Palabra de Dios. El
“Escrito está” debiera manifestarse en sus vidas. Mediante su propio
proceder deben enseñar sencillez y hábitos correctos en todas las
cosas. Nadie debe unirse a nuestras escuelas como educador si no
ha tenido experiencia en obedecer a la Palabra del Señor.—
Joyas de
los Testimonios 2:425-426 (1900)
.
Mujeres jóvenes adiestradas para enseñar a otros
—Se nece-
sitan obreros consagrados y dedicados para actuar como educadores.
Hombres y mujeres jóvenes debieran recibir en nuestros colegios
la educación que los capacite para enseñar a otros a entender la
Palabra del Señor. Necesitamos obreros ministeriales que en cada
escuela eduquen a niños y jóvenes en la verdad bíblica, y hagan la
tarea pastoral entre los maestros y los estudiantes. Nuestras escuelas
deben parecerse a las escuelas de los profetas. Hacemos un llamado
a todos los maestros relacionados con nuestras escuelas a hacer un
esfuerzo sacrificado. Hacemos un llamado a nuestras hermanas para
que actúen con inteligencia, devoción e interés, para lograr que la
escuela sea un éxito. Que las iglesias también ayuden. El Señor ben-
decirá a todos aquellos que cooperan con él.—
Manuscript Releases
6:400 (1899)
.
Mujeres preparadas para ocupar cualquier posición
—El Se-
ñor quiere que el Colegio [Avondale] sea también un lugar donde se
obtenga preparación en las labores femeninas: arte culinario, tareas
domésticas, corte y confección de vestidos, teneduría de libros, lectu-
ra correcta y pronunciación. Las alumnas deben estar en condiciones
de ocupar cualquier puesto que se les ofrezca: directoras, maestras
de Escuela Sabática, obreras bíblicas. Deben prepararse para enseñar
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en las escuelas para niños.—
El Evangelismo, 347 (1898)
.
Cualidades personales del maestro
—Los principios y hábitos
del maestro deben ser considerados aun de mayor importancia que
sus calificaciones académicas. Si el maestro es un cristiano sincero,
sentirá la necesidad de interesarse por la educación física, mental,
moral y espiritual de sus educandos. Para ejercer una influencia
correcta, debe tener un perfecto control de sí mismo. Su corazón
debe estar ricamente imbuido de amor por sus alumnos; amor que se