Página 89 - Hijas de Dios (2008)

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La mujer en la enseñanza
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reflejará en su mirada, en sus palabras y en sus actos. Debe tener tal
firmeza de carácter que pueda moldear las mentes de sus alumnos
además de instruirlos en las ciencias [...].
Durante los primeros años de la educación juvenil generalmente
se forma el carácter para toda la vida. Aquellos que tratan con
los jóvenes debieran incentivar las cualidades de la mente que les
permitirán saber cómo ejercitar y dirigir sus talentos en la mejor
dirección.—
The Review and Herald, 1 de septiembre de 1872
.
Lo que debe ser el maestro
—Debe manifestarse gran cuidado
en la elección del maestro para los niños. Los maestros de escuela
deben ser hombres y mujeres que tengan una humilde opinión de sí
mismos, que no estén llenos de vano engreimiento. Deben ser obre-
ros fieles, llenos del verdadero espíritu misionero, obreros que han
aprendido a poner su confianza en Dios y a trabajar en su nombre.
Deben poseer los atributos del carácter de Cristo: la paciencia, la
bondad, la misericordia y el amor; y en su vida diaria deben ma-
nifestar la justicia y la paz del Salvador. Entonces, trabajando con
influencia fragante, darán evidencia de lo que la gracia puede hacer
por los agentes humanos que ponen su confianza en Dios.—
Consejos
para los Maestros Padres y Alumnos, 142-143 (1913)
.
Todos los que enseñan deben tener una íntima comunión con
Dios
Los maestros tienen una gran responsabilidad
—Los maes-
tros deben hacer por sus alumnos algo más que impartir conocimien-
to de los libros. Su posición como guías e instructores de los jóvenes
es de la mayor responsabilidad, porque les ha sido confiada la obra
de amoldar la mente y el carácter. Los que emprenden esta obra
deben poseer un carácter bien equilibrado y simétrico. Deben ser
refinados en modales, aseados en su indumentaria, cuidadosos en
todos sus hábitos; y deben tener aquella verdadera cortesía cristiana
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que gana la confianza y el respeto. El mismo maestro debiera ser
lo que desea que lleguen a ser sus alumnos.—
Consejos para los
Maestros Padres y Alumnos, 64 (1897)
.
Empeño para alcanzar la más alta norma de excelencia
Grande conocimiento es el conocerse a sí mismo. El maestro que
se estime debidamente permitirá que Dios amolde y discipline su