Página 90 - Hijas de Dios (2008)

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Hijas de Dios
mente. Y reconocerá la fuente de su poder [...]. El conocimiento
propio lleva a la humildad y a confiar en Dios; pero no reemplaza a
los esfuerzos para el mejoramiento de uno mismo. El que comprende
sus propias deficiencias no escatimará empeño para alcanzar la más
alta norma de excelencia física, mental y moral. Nadie que esté
satisfecho con una norma inferior debiera tener parte en la educación
de los jóvenes.—
Consejos para los Maestros Padres y Alumnos, 65
(1896)
.
Las escuelas deben reflejar el orden del cielo
Los maestros deben hablar y orar con los estudiantes
Nuestros maestros deben ser hombres y mujeres convertidos, que
saben lo que significa luchar con Dios y que no descansarán hasta
ver que los niños sean llevados a amar, adorar y glorificar a Dios.
¿Quién trabajará fervientemente por las almas en nuestras escuelas
sabáticas? ¿Quién hablará y orará personalmente con cada joven
llamándolo a entregar su corazón a Jesús para ser una ofrenda de olor
suave para él? Cuando pensamos en la magnitud de esta tarea, y lo
poco que es apreciada, gemimos en nuestro espíritu y exclamamos:
¿Quién aceptará esta solemne responsabilidad de trabajar por las
almas como alguien que tiene que dar cuenta de ellas?
Somos los representantes de Cristo sobre la tierra; ¿cómo pode-
mos cumplir nuestra misión? Los representantes de Cristo estarán en
comunión diaria con él; sus palabras serán cuidadosamente elegidas;
su habla sazonada con gracia; sus corazones llenos de amor; sus
esfuerzos serán sinceros, fervientes, perseverantes, a fin de salvar
almas por las que Cristo murió. Que cada uno haga lo máximo para
lograr la salvación de nuestros queridos niños y jóvenes, y con gozo
podrá escuchar las palabras de Jesús: “Bien, buen siervo y fiel [...]
entra en el gozo de tu Señor”.
Mateo 25:21
. ¿Cuál es este gozo?
Es ver a los santos redimidos por quienes hemos trabajado, que
han llegado a la salvación mediante la sangre de Jesucristo.—
Das
Sabbatschulwerk, 1 de julio de 1885
.
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