“El obrero es digno de su salario”
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o dos que son viudas, están en circunstancias difíciles y debemos
devolverles su dinero. Le menciono esto para que sepa por qué le
estoy solicitando ayuda para crear este fondo para mantener obreros
en el campo de labor.—
Carta 83, 1899
.
Cuando el esposo y la esposa trabajan juntos, ambos debie-
ran recibir remuneración
—Una y otra vez he repetido la instruc-
ción que el Señor me ha dado concerniente a la apertura de nuevos
centros para que las grandes ciudades puedan oír las verdades del
mensaje del tercer ángel...
La página impresa no puede cumplir sola lo que el ministro con
su presencia puede hacer. El puede explicar las Escrituras a la gente,
orar con ellas, apelar a sus corazones, y hacer efectivas las verdades
de la Biblia. Este trabajo no puede ser hecho simplemente por uno o
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dos hombres. Muchos hombres y mujeres que tienen la habilidad de
predicar y enseñar, deben ser llamados para esta tarea...
Enviemos hombres y mujeres de fe y consagración a dar este
último mensaje de amonestación al mundo. Cuando sea posible, que
el pastor y su esposa trabajen juntos. A menudo la esposa puede
estar al lado de su esposo y cumplir una noble tarea. Puede visitar
los hogares de la gente y hacer un trabajo por las mujeres de esas
familias que su esposo no puede realizar...
El pastor Haskell y su esposa han unido sus esfuerzos en la
Asociación de California. Las condiciones en ese lugar demandaban
la capacidad de ambos. No cuestionemos el derecho que la Hna.
Haskell tiene de recibir remuneración por su trabajo. El doctor Kress
y su esposa también son capaces de unir sus esfuerzos misioneros.
Nadie cuestionaría el derecho de la Hna. Kress de recibir un salario.
Y ellos pueden cumplir mucho más trabajando juntos que si lo
hicieran separadamente.—
Manuscript Releases 12:165-167 (1909)
.
Es una injusticia no pagar a las mujeres por su fiel trabajo
—
Está bien que los ministros sean pagados por su obra. Y si el Señor
llama a la esposa tanto como al esposo a llevar la carga y a dedicar
tiempo y energías a visitar las familias y abrir las Escrituras con
ellas, aunque la esposa no haya sido ordenada por la imposición de
manos, cumple una tarea ministerial. ¿Acaso sus labores no cuentan
para nada, y el salario de su esposo debería ser el mismo que el
de otro siervo de Dios cuya esposa no se dedica a la obra sino al
cuidado de su familia?