Página 121 - Hijas De Dios (1999)

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El ministerio en el vecindario
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Una carta misionera a María Chase
María Chase era la sobrina de Jaime White, hija de su hermana
Mary
.
Querida sobrina María: Deseo escribirte algunas líneas. Mi inte-
rés por ti no ha disminuido aunque me he sentido muy desilusionada
por tu caso. Al parecer, tu deseo de llegar a ser cristiana ha dis-
minuido, y tengo una dolorosa ansiedad en cuanto a tu futuro y
perspectivas.
No sé si puedo comprender tu presente estado mental, y si estoy
preparada para ayudarte. Podría estar en mejores condiciones de
hacerlo, si supiera que tú sinceramente deseas ser una cristiana
humilde. Quizá deseas serlo, pero debido a tu último fracaso puedes
haberte desanimado. Quizá pensaste que la confianza que otros
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tenían en ti ha sido traicionada, y que ya no van a creer nuevamente
en ti cuando hagas nuevos esfuerzos en el futuro.
Pero María, si la vida cristiana todavía tiene encantos para ti, y
ves tu pecaminosidad y tu condición perdida sin Cristo, te aconsejo
comenzar otra vez con todo fervor. Busca al Señor con mansedumbre.
Puedes estar muy desconfiada de ti misma, y tienes razones para
estarlo. Pero Dios es fiel, y te aconsejo por la salvación de tu alma
que pruebes otra vez y fervientemente busques llegar a ser una
seguidora de Cristo. Nadie puede hacer este trabajo por ti. Es una
obra entre Dios y tu propia alma, que debe soportar la prueba del
Todopoderoso.
Quiero invitarte a buscar aquellas cosas que te traerán paz. Du-
rante toda tu vida has estado buscando ansiosamente los placeres
terrenales y las diversiones mundanas, pero sólo has encontrado
espinas en el camino del placer mundano. Una desilusión tras otra
te ha llevado a fracasar en tu vida. No has cumplido el propósito
que Dios tenía para ti. Tu mente se ha espaciado en las modas, la
frivolidad y las exhibiciones. Has sacrificado la sobriedad de pensa-
miento en el altar de las apariencias, y has dejado de lado aquellas
consideraciones e intereses eternos que son más elevados y valiosos
que las consideraciones terrenales, como son los cielos más altos
que la tierra.
Satanás siembra el camino ancho que lleva a la perdición con
flores tentadoras. Pero aquellos que transitan por este camino de