Capítulo 11 “Id por todo el mundo”
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para él. Esta tarea es tan importante como la que se realiza en países
extranjeros.—
Manuscript Releases 4:377 (1909)
.
El verdadero espíritu misionero es esencial
La familia Steward había salido de la iglesia por un tiempo, pero
había regresado. Sin embargo, María Steward, a quien está dirigida la
siguiente carta, llegó a ser una eficiente y valiosa redactora en la casa
publicadora Review and Herald. Cuando Elena G. de White regresó
de Australia la empleó por varios años como una de sus asistentes.
Varios años antes, en 1891, le había escrito esta carta señalándole
varios defectos de carácter que le habían impedido llegar a ser una
misionera. Seguramente esta carta le ayudó a María a caminar más
cerca de Jesús.
Querida Hna. María Steward: He estado orando fervientemente
al Señor para tratar de comprender mi deber en cuanto a mi traslado
a Australia, y a quién debo llevar conmigo. El Señor me ha mostrado
claramente que usted no es la persona indicada para ayudarme en
la tarea que él me ha dado. Usted no tiene el espíritu necesario para
trabajar en un campo aún no alcanzado. En repetidas ocasiones me
fueron presentadas estas palabras: “las cosas espirituales se han de
discernir espiritualmente”. El carácter de todo aquel que es traído
a la luz que el Señor comunica a su pueblo, ha de ser examinado y
probado. Si no hay progreso y desarrollo; si no hay un incremento
en la fe y en la santidad que sea proporcionado a la luz recibida
en su camino... habrá ceguera que no permitirá ver ni discernir las
cosas profundas de Dios. En aquellos que aprecian la luz que Dios
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les ha dado, habrá frescura y poder, y crecimiento en la gracia, que
se manifestará al difundir la luz a otros.
Hay necesidad de que todos los que se conecten con la tarea
que se me ha pedido hacer, tengan un espíritu misionero de renun-
ciamiento y sacrificio; de otra manera, la influencia no sería la que
Dios espera que sea. A menos que usted avance en el conocimiento
de Dios y de su amor, le será difícil aun mantener la luz que tiene.
Porque la luz que no brilla más y más, tiende a disminuir y a perderse
en las tinieblas. Si el trabajo resulta manchado y mezclado con el
yo, Dios no lo aceptará. Sería imposible para mí, o para aquellos
conectados conmigo, ser canales de luz y realizar los deberes que