Página 152 - Hijas De Dios (1999)

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Hijas De Dios
para su existencia? ¿Por que no habrán de reconocer la potencialidad
de sus propios poderes dados por Dios y esforzarse por desarrollarlos
al máximo para hacer el bien a otros y avanzar la obra de la reforma
y de la verdad en el mundo? Satanás sabe que las mujeres son una
poderosa influencia para el bien o para el mal; por lo tanto intenta
alistarlas bajo su causa...
Hermanas y madres, nosotras tenemos un blanco más alto, una
obra más noble que la de estudiar la última moda y prepararnos
vestidos y adornos innecesarios que sólo buscan satisfacer a este
moderno Moloc. Podemos transformarnos en sus esclavas; podemos
sacrificar sobre sus altares nuestra propia felicidad y la felicidad
presente y futura de nuestros hijos. Pero, ¿qué habremos ganado
al final? Hemos sembrado para la carne, y de la carne segaremos
corrupción. Nuestras obras no podrán pasar la inspección de Dios.
Al fin veremos cuántas almas podrían haber sido bendecidas y re-
dimidas del error por nuestra influencia, las que, en cambio, fueron
llevadas al orgullo y la apariencia exterior con descuido del adorno
interior.—
The Health Reformer, 1 de junio de 1880
.
Una parte en la obra final
—Nuestras hermanas, la juventud,
los de edad madura y los avanzados en años, todos pueden tener
una parte en la obra final para este tiempo; y al hacerlo cada vez
que tengan oportunidad, obtendrán una experiencia del más alto
valor para sí mismos. Al olvidarse del yo, crecerán en la gracia. Y al
entrenar la mente en esa dirección, aprenderán a llevar cargas por
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Jesús.—
The Review and Herald, 2 de enero de 1879
.
Una influencia transformadora
—Grande es la obra y la misión
de las mujeres, especialmente de aquellas que son esposas y madres.
Pueden ser una bendición a todos los que las rodean. Ejercerán una
poderosa influencia para el bien, si permiten que su luz brille sobre
otros para que sean llevados a glorificar a nuestro Padre celestial. Las
mujeres pueden tener una influencia transformadora si consienten en
ceder su voluntad a Dios, y permiten que él controle su mente, sus
afectos y su ser. Su influencia tenderá a refinar y elevar a aquellos
con quienes se asocien. Pero esta clase de personas generalmente
no es consciente del potencial que posee. Su influencia parece fluir
naturalmente de una vida santificada y un corazón renovado. Es el
fruto que crece naturalmente en un árbol que es el resultado de una
siembra divina. Se pierde el yo; se esconde con la vida de Cristo.