Página 158 - Hijas De Dios (1999)

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Hijas De Dios
Señor Jesús. Debieran esperar, vigilar y orar para que el Espíritu
les sea concedido abundantemente. Aquellos que tenemos el ideal
cristiano, debemos representar la verdad en nuestra conversación
y vestimenta. Como agentes humanos tenemos que ser cuidadosos
de la impresión que dejamos en otros acerca de nuestro arreglo
personal. La Biblia es nuestra guía; estudie sus enseñanzas con el
propósito de obedecerla y no necesita cometer errores.
Nuestra vestimenta debiera estar estrictamente de acuerdo con
nuestra santa fe [se cita
1 Timoteo 2:9-10
;
1 Pedro 3:3-5
]. Se necesita
agregar más de los preceptos bíblicos, tanto en nuestra vestimenta
como en el adorno interior del carácter.
Fannie, doquiera que vaya, doquiera que esté, necesita adaptar
el material, el color y el estilo de sus vestidos a su edad y a la fe
que profesa. Usted recuerda que le mencioné al pastor Olsen cuando
estábamos en Preston que usted no tenía la ropa adecuada y que se
sentía muy pobre para adquirir lo que necesitaba. Lo que usted dijo
en esa ocasión me mostró que no me había entendido. Ahora quiero
que me entienda correctamente.
Es cierto que se necesita ropa interior confortable para tener
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buena salud; pero no puedo verdaderamente aprobar el estilo de sus
vestidos. Cuando usted subió a la plataforma en la carpa ante una
gran audiencia, con ese vestido liviano y suelto, me sentí triste y
avergonzada. No era el vestido apropiado para la ocasión; su juicio
con relación a la vestimenta necesita ser grandemente mejorado.
Espero que usted no consulte a su modista sino a otras mentes sensi-
bles que no tienen engaño en sus bocas con relación a la vestimenta,
y que no buscarán adularla, sino aconsejarla para dejar la mejor
impresión en la mente de creyentes y no creyentes. Aquellas que
pretendemos tener la luz, y que ocupamos una posición importante
en instruir a otros para dirigir las reuniones de los niños, debiéra-
mos tener pulcritud, sencillez y buen gusto en el asunto del vestido.
Nunca debiéramos dejar la impresión de que estamos siguiendo el
modelo mundano de una moda cambiante en esta edad corrupta.
En cambio, si seguimos el modelo bíblico en el vestido, podremos
ayudar a otros a alcanzar la norma adecuada.
No venga a preguntarme cómo debe vestirse. Si nuestras herma-
nas tienen el Espíritu de Dios morando en sus corazones como un
principio viviente, nunca darán ocasión a otras hermanas de excusar-