Página 160 - Hijas De Dios (1999)

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Hijas De Dios
vestimenta, si las mismas llevan a la indiferencia y la mundanalidad.
No expreses vanidad en el vestido, sino vístete con corrección y
pureza. Busca con fervor la humildad y la mansedumbre de corazón
a fin de obtener una rica experiencia en las cosas de Dios. Aprende
a vencer la vanidad que existe en los corazones no santificados por
la verdad. No seas audaz, sino reservada y modesta.
Muchos te van a mirar y criticar, y comentar si estás siguiendo
los consejos de la Hna. White. No me representes mal, sino busca
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dar la influencia correcta; siempre veraz, abierta, sincera y franca.
Desprecia la afectación. No busques la compañía de los muchachos.
Que ellos sepan que hay una niña que no se va a volver loca ante
sus primeras atenciones. Me gustaría que estés preparada para viajar
conmigo y ayudarme si así lo dispusiera.
Tú puedes ver que muchas que se casan, cesan de avanzar y se
conforman con una vida empequeñecida. No tengas temor de buscar
consejo y decirme lo que piensas, que yo trataré de ayudarte en lo
que pueda. Sobre todas las cosas, preserva la femineidad, el dominio
propio y el autocontrol, sin aparentar que lo sabes todo. Sé modesta
en conversación porque a la gente le disgusta que una mujer joven
hable como si lo supiera todo. Es mejor mostrar la sabiduría por
obras y no por palabras y exaltación propia. Sé discreta, cuidadosa,
humilde. Debemos aprender cada día en la escuela de Cristo.
Mi querida hija, te he escrito mucho más de lo que pensaba, pero
quizá no tenga la oportunidad de escribirte pronto otra vez.
Me alegra que no vivas en Italia, al menos en este valle, porque
las niñas y las mujeres tienen un trabajo difícil. Trabajan duro, hasta
catorce horas por día, y se les paga veinte centavos. Necesitamos
verdaderos misioneros que trabajen en este valle. Hay algunos que
se llaman misioneros, que son apoyados por otras sociedades en
Inglaterra y reciben altos sueldos, pero no hacen trabajo misionero;
sólo se dedican a comer, beber y divertirse.—
Carta 28, 1885
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La carta completa está publicada en el documento, “The Fannie Bolton Story”, que
puede solicitarse al Centro White.
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