Página 174 - Hijas De Dios (1999)

Basic HTML Version

170
Hijas De Dios
ropa no es higienizada frecuentemente, los poros de la piel absorben
nuevamente las impurezas. Esas impurezas, si no se las quita, son
llevadas nuevamente a la corriente sanguínea y distribuidas en los
órganos internos.
La naturaleza trata de liberarse a sí misma de esas impurezas
tóxicas. En su esfuerzo por liberarse de ellas produce fiebre y enfer-
medad. El uso de agua pura y suave puede ayudar a la naturaleza y
evitar mucho sufrimiento. Sin embargo muchos, en lugar de remover
esos venenos del sistema, toman venenos más poderosos que los que
ya están allí.—
The Review and Herald, 12 de diciembre de 1899
.
Verdaderos remedios
—El aire puro, el sol, la abstinencia, el
descanso, el ejercicio, un régimen alimenticio conveniente, el agua y
la confianza en el poder divino son los verdaderos remedios. Todos
debieran conocer los agentes que la naturaleza provee como reme-
dios, y saber aplicarlos. Es de suma importancia darse cuenta exacta
de los principios implicados en el tratamiento de los enfermos, y
recibir una instrucción práctica que le habilite a uno para hacer uso
correcto de esos conocimientos.—
El Ministerio de Curación, 89
(1905)
.
Influencia del aire fresco
—El aire, preciosa dádiva del cielo
que todos podemos tener, nos bendecirá con su influencia vigorizante
si no rechazamos su entrada. Démosle la bienvenida, cultivemos un
[185]
amor por él, y probará ser un precioso suavizador de los nervios.
El aire debe estar en constante circulación para que se mantenga
puro. La influencia del aire puro y fresco hará que la sangre circule
saludablemente por todo el sistema. Refresca el cuerpo y tiende a
hacerlo más fuerte y saludable. Al mismo tiempo tiene una decisiva
influencia sobre la mente a la que imparte compostura y serenidad.
Despierta el apetito, produce una digestión más perfecta, e induce
a un sueño dulce y profundo.—
Testimonies for the Church 1:702
(1868)
.
Es necesaria la luz del sol
—Son pocos los que comprenden
que para gozar de buena salud y alegría, deben tener abundancia de
luz solar, aire puro y ejercicio físico...
Ningún cuarto de la casa debiera considerarse totalmente amue-
blado y adornado sin la alegre y vivificadora presencia de la luz del
sol, que es el don gratuito del cielo para el hombre.—
The Health
Reformer, Abril 1, 1871
.