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Hijas De Dios
para la salvación de las almas. Todos aquellos que hemos sido
hechos participantes de los beneficios celestiales, debiéramos estar
fervientemente ansiosos por compartir las evidencias de la verdad
con aquellos que no tienen los privilegios que nosotros gozamos.
Y no solamente desear que ellos tengan ese beneficio, sino hacer
nuestra parte para que lo logren.
Aquellos que lleguen a ser colaboradores con Dios, crecerán
en poder moral y espiritual. En cambio, aquellos que dediquen su
tiempo y energías a servirse a sí mismos, se marchitarán, empeque-
ñecerán y morirán. Todos, las mujeres cristianas, los jóvenes, los
adultos y los ancianos, pueden tener una parte en la obra de Dios
para este tiempo. Y al participar en esta obra en la medida en que
las oportunidades se presenten, obtendrán una experiencia del más
alto valor para sí mismos. Al olvidarse del yo, crecerán en la gracia.
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Al entrenar la mente en esta dirección, aprenderán a llevar cargas
para Jesús, y comprenderán mejor la bendición del servicio. Y muy
pronto vendrá el tiempo cuando “los que sembraron con lágrimas
con regocigo segarán”.
Salmos 126:5
.—
The Signs of the Times, 16
septiembre de 1886
.
El Señor tiene una obra para las mujeres así como para los
hombres. Ellas pueden ocupar sus lugares en la obra del Señor
en esta crisis, y él puede obrar por su medio. Si están imbuidas
del sentido de su deber, y trabajan bajo la influencia del Espíritu
Santo, tendrán justamente el dominio propio que se necesita para
este tiempo. El Señor reflejará la luz de su rostro sobre estas mujeres
abnegadas, y les dará un poder que exceda al de los hombres. Pueden
hacer en el seno de las familias una obra que los hombres no pueden
realizar, una obra que alcanza hasta la vida íntima. Pueden llegar
cerca de los corazones de las personas a quienes los hombres no
pueden alcanzar. Se necesita su trabajo.—
The Review and Herald,
26 de agosto de 1902
.
Escuchamos mucho acerca de la educación de las mujeres y es un
asunto que merece cuidadosa atención. La más alta educación para
la mujer está en cultivar plenamente todos sus talentos y poderes. El
corazón, el espíritu y la mente, tanto como la parte física, deben ser
adecuadamente desarrollados. Hay muchas que no se han cultivado
mentalmente ni en sus modales. Otras están llenas de afectación y
pareciera que su único blanco en la vida fuese aparentar. Cuando