Página 204 - Hijas De Dios (1999)

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Hijas De Dios
Pablo [el hijo] no está en mejores condiciones, y vuestra hija
menor está lejos de tener un carácter hermoso. Vuestro propio en-
trenamiento ha sido defectuoso en cada cosa. Que el Señor tenga
misericordia de vosotros para que no se pierdan vuestras almas y las
de vuestros hijos...
Pablo es un joven de buenas cualidades, pero ha adquirido rasgos
de carácter objetables debido a que no se ha mostrado con él res-
tricción sino complacencia. No se le ha enseñado la pecaminosidad
de una disposición terca y hosca, ni se le ha restringido ese mal
creciente. Aun en la expresión de su rostro se puede ver que esa
disposición está dejando su impronta. Las impresiones recibidas en
la juventud son las que más permanecen, y los primeros años de la
vida son los mejores para cultivar hábitos correctos.
A Pablo se le ha permitido ser particular y exigente en su dieta,
pero deberíais haber puesto la comida preparada para ese día en la
mesa, sin permitirle despreciarla con desdén y pedir otra comida
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que no se había preparado. El complacer sus exigencias en la dieta
puede agradarle a él, pero se tornará despreciativo y desagradable
consigo mismo y con los demás. Si se le diera trabajo de acuerdo
a sus fuerzas, el hambre lo llevaría a aceptar la comida preparada
sin murmurar. Deberíais tomar medidas definidas en este asunto.
Quiero a vuestro muchacho, y si se lo entrena correctamente, puede
ser moldeado para el bien; pero le tomará algún tiempo...
Dadle a vuestro muchacho algo para hacer. Que aprenda a ser
industrioso. El no tiene un amor natural por el trabajo; es indolente y
trata de esquivar sus responsabilidades. Si queréis que vuestros hijos
os bendigan, enseñadles renunciamiento y laboriosidad. Restringid
su lectura, especialmente de novelas y cuentos llenos de picardía
y lujuria, porque no dejarán una influencia celestial en sus mentes.
Son jóvenes, sin experiencia, y llegarán a ser lo que vosotros hagáis
de ellos. Tales hábitos de lectura cortan de raíz los principios de
virtud que contribuyen a la formación de un carácter bueno, firme.
La lectura de novelas es un veneno que tarde o temprano muestra
sus funestos resultados.
Las marcas que se producen para bien o para mal en el carácter
de vuestros hijos, no se hacen sobre arena sino sobre roca; son de
carácter permanente. Las compañías deben ser vigiladas pues lo
que se aprende de los hábitos y conversación con los compañeros