Página 206 - Hijas De Dios (1999)

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Hijas De Dios
Debiera enseñarle a sus hijos a formar buenos hábitos. ¿Acaso
echaría a perder su futura utilidad por no enseñarles hábitos de orden
y limpieza? ¿No les enseñará con paciencia a limpiar su cuarto y
mantener la ropa en orden?
El regañarlos e irritarlos no les ayudará a reformarse. Al diri-
girlos debe mostrar firmeza, pero mezclada con bondad. Enséñeles
con diligencia cómo ser cristianos. Nunca levante su voz con pasión;
nunca explote con ira, porque al hacerlo, en lugar de corregir sus
errores, se mantendrán mas tercos en su posición. Recuerde que
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ellos han heredado la disposición de sus padres, por lo tanto se va
a encontrar nuevamente con sus propios defectos de carácter en
la vida de sus hijos. Recuerde que si les habla rudamente estarán
recibiendo un ejemplo que aprenderán a imitar. Tarde o temprano le
responderán de la misma manera, puesto que usted ha mostrado el
ejemplo equivocado en el hogar.
¿No cree que es el tiempo de realizar sus deberes descuidados, y
tratar de complacer a su esposo y educar correctamente a sus hijos?
Mi hermana, lo mejor que usted puede hacer es confesar sus errores
a su esposo y a sus hijos. Dígale a sus hijos que ese espíritu duro e
irritable que usted ha cultivado no se parece al carácter de Cristo. Y
entonces dígales: “Hijos, por la gracia y la fuerza que Cristo nos da,
vamos a hacer un cambio decidido”. Pídales que la ayuden y que
usted los ayudará a ellos.
Cristo está listo para ayudar a todo padre y toda madre a ser
verdaderos educadores. Los que aprenden en su escuela nunca cas-
tigarán a un hijo con ira; nunca hablarán una palabra dura con un
tono desagradable; porque tales palabras lastiman el oído, agotan los
nervios, causan sufrimiento mental y crean un estado de mente que
hace imposible modificar el temperamento del niño a quien fueron
dirigidas. A menudo, ésta es la razón por la que los hijos hablan
irrespetuosamente a sus padres.
Recuerde que los niños tienen derechos que deben ser respetados.
Su temperamento es muy fuerte, y les ha dado esos mismos rasgos
de carácter a sus hijos. Usted necesita hacer la tarea de una madre
en guiar y educar el pequeño rebaño; no se mantenga tan ocupada
de la mañana a la noche, que fracase en hacer la tarea que Dios le
ha encomendado...