Página 207 - Hijas De Dios (1999)

Basic HTML Version

La paternidad
203
Mi querida hermana, usted está en necesidad de ayuda divina.
Usted misma debe llevar el yugo de Cristo antes de poder enseñar
correctamente a sus hijos cómo entregar sus corazones a Jesús. A
fin de ser capacitada para esta tarea, busque la bendición especial de
Dios; que el Espíritu Santo habite en su corazón transformándolo
en una corriente de amor y gozo. Ore fervorosamente pidiendo por
un espíritu manso y sereno. Con espíritu de mansedumbre busque
[221]
cada día la bendición de Dios. Si cada día recibe las bendiciones de
lo alto, su vida será refrescada y podrá impartir a sus hijos aquello
que ha recibido. Y en la medida en que su carácter y su disposición
vayan cambiando, usted misma será una influencia para cambiar
también el carácter y la disposición de sus hijos.—
Carta 47a, 1902
.
Los padres pueden ser demasiado complacientes
En el año 1871, Elena G. de White escribió la siguiente carta
a sus amigos, el hermano y la hermana Bailey. Estos padres eran
demasiado indulgentes con sus hijos
.
Queridos amigos, Hno. y Hna. Bailey: He sentido que es mi
deber escribirles, ya que también lo he hecho con otros hermanos
para decirles lo que se me había mostrado con referencia a ellos.
Tenía que escribirles sobre algunas cosas, pero hasta ahora no me
había sentido libre de hacerlo. Si se hubiera dado la oportunidad
de haberlo hecho personalmente en vuestro hogar, lo hubiera hecho
para liberar mi mente de esta responsabilidad. Ahora, al retornar a
mi hogar, no puedo dejar pasar más tiempo sin escribirles.
He tenido que escribir mucho en relación a los errores que los
padres cometen en la instrucción de sus hijos, y los resultados que
pueden sobrevenir. Vuestro caso también fue abierto delante de mí.
Se me mostró que habéis sido demasiado indulgentes con vuestros
hijos. Estos peligros y errores no han sido plenamente comprendidos
como para llevaros a tomar una posición firme y gobernar a vuestra
familia tras de vosotros.
El Señor en su gran misericordia os ha hecho conocer la verdad;
y vosotros amáis la verdad y aceptáis sus demandas. Os ha llevado
a una reforma en la vida y os ha dirigido a tener un interés pro-
fundo en el bienestar espiritual de vuestros hijos. Todo esto está de
acuerdo con la voluntad de Dios. Sin embargo, a pesar de vuestra