Página 223 - Hijas De Dios (1999)

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Cuando llega la aflicción
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El Señor contempla nuestras aflicciones; con su gracia las reparte
y discrimina sabiamente. Como un orfebre vigila el fuego hasta que
la purificación se completa. El horno es para purificar y refinar, no
para consumir y destruir. Los que confían en él podrán alabar sus
misericordias aun en medio de sus juicios.
El Señor siempre está vigilando para impartir, cuando más se
las necesite, nuevas y frescas bendiciones: fuerza en el tiempo de
debilidad; socorro en la hora de peligro; amigos en tiempos de
soledad; simpatía, divina y humana, en tiempos de tristeza. Estamos
en camino al hogar. Aquel que nos amó tanto como para morir por
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nosotros, también nos ha preparado una ciudad. La Nueva Jerusalén
es nuestro lugar de descanso; y no hay tristezas en la ciudad de Dios;
ni siquiera un lamento. No se escucharán endechas por esperanzas
quebrantadas o afectos sepultados.
Que el Señor la bendiga, mi muy querida y respetada hermana.—
Carta 37, 1893
.
La muerte de un niño
En la carta que sigue, dirigida al pastor S. N. Haskell y su
esposa, Elena G. de White habla de la triste experiencia de su nieta
al perder a su hijito
.
Hoy he escrito muchas páginas. Esta mañana recibí una carta
de Mabel Workman [su nieta]. Hace unas dos semanas dio a luz a
un varoncito de casi cinco kilos, pero el pequeño murió dos días
después de su nacimiento. Mabel ha pasado por una experiencia muy
severa, pero estamos agradecidos de que su vida fue salvada. Tanto
el padre como la madre de la criatura han sentido terriblemente esta
prueba, pero la aceptan como los cristianos deben hacerlo. El esposo
de Mabel ha probado ser un verdadero cristiano en este tiempo de
aflicción, y el Señor los ha sostenido a ambos. Creen que si no
hubiera sido por la Sra. Kress que estaba con ellos, Mabel también
hubiera muerto. Me siento muy agradecida que la Hna. Kress pudo
estar con ellos, porque tiene mucha habilidad y gran tacto. Si la
madre hubiese muerto, la aflicción de la familia hubiera sido mucho
más aguda.
Hemos estado muy preocupados por Mabel durante estas dos
semanas, porque no hemos recibido otra información desde el tele-