Página 269 - Hijas De Dios (1999)

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Cartas de Elena G. de White referidas a las condiciones de su esposo
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tuyas, pero no pierdas tu precioso tiempo y energías tratando de
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sermonearme en asuntos que son de tu opinión personal”.
Y hay una considerable cantidad adicional de comentarios del
mismo tipo. Ahora, Lucinda, mi decisión está tomada; no voy a
cruzar el país este verano. Estaría feliz de dar mi testimonio en los
congresos, pero no puedo hacerlo sin temer otros resultados peores.
¿Me escribirás algo con referencia a estas cosas? ¿Por qué guar-
das silencio? ¿Cómo está la salud de Jaime? Tuve un sueño con
referencia a él que me dejó muy preocupada. ¿Cuál es tu idea acerca
de los niños?—
Carta 66, 16 de mayo de 1876
.
Cuarta carta
Querida Hna. Lucinda,
Lamento haberte escrito las cartas que te escribí. Por más que
me sintiera mal, no debía haberte preocupado con ellas. Quémalas,
y nunca más voy a molestarte con mis perplejidades. El Señor es mi
refugio; me ha invitado a ir a él cuando estoy trabajada y cansada.
No importa cuáles sean las circunstancias, no quiero ser culpable de
expresarte otra vez estas cosas. El silencio en las cosas desagradables
y perplejas, siempre ha sido una bendición para mí. Cuando salga
de esto, voy a lamentar haberlo hecho.
Tú sabes que cuando te fuiste, no quedó nadie con quien pudiera
compartir mis pesares por más tristes que éstos fueran; pero eso no
es excusa. Le he escrito una carta de confesión a Jaime. Puedes leer
todas las cartas que llegan para él desde Oakland y enviárselas a
Kansas donde él está. No sé a quién enviarle las cartas en Kansas
para que se las entreguen.
Anoche recibí una nueva carta de Jaime en la que expresa senti-
mientos totalmente diferentes, pero aún no me atrevo a cruzar las
planicies. Es mejor que nos mantengamos apartados. No he perdido
el amor por mi esposo, pero no puedo explicar algunas cosas. No
voy a asistir a ninguno de los congresos en el este. Me voy a quedar
en California para dedicarme a escribir.
Las últimas cartas me han hecho tomar la decisión. Las considero
como la luz que había estado pidiendo. Hubiera querido ir a la
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reunión en Kansas, pero no me sentía libre de iniciar el viaje. Está
bien; el Señor sabe qué es lo mejor para todos nosotros.