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Hijas De Dios
con la gloriosa historia de su liberación.—
The Signs of the Times,
16 de junio de 1881
.
Ana, madre de Samuel
Este capítulo está basado en 1 Samuel 1-2.
Ana, la primera y más amada esposa de Elcana el levita, era
estéril, pero deseaba profundamente un hijo. Durante la celebración
anual en Silo, clamó silenciosamente al Señor y oró para que le
concediera un hijo. El sumo sacerdote Elí, después de escucharla,
le dijo: “Vé en paz, y el Dios de Israel te otorgue la petición que le
has hecho”
El padre de Samuel era Elcana, un levita que moraba en Ramá,
en el monte de Efraín. Era una persona con riquezas e influencia, un
esposo amante, y un hombre que temía y reverenciaba a Dios. Ana,
la esposa de Elcana, era una mujer piadosa y de gran devoción. La
rectitud, la humildad, y una firme confianza en Dios, eran sus rasgos
principales de carácter. De Ana podría decirse en las palabras del
sabio: “El corazón de su marido está en ella confiado”.
Proverbios
[38]
31:11
.—
The Signs of the Times, 27 de octubre de 1881
.
A esta piadosa pareja le había sido negada la bendición tan
vehementemente deseada por todo hebreo. Su hogar no conocía la
alegría de las voces infantiles; y el deseo de perpetuar su nombre
había llevado a su marido a contraer un segundo matrimonio, como
hicieron muchos otros. Pero este paso, inspirado por la falta de fe en
Dios, no significó felicidad. Se agregaron hijos e hijas a la casa; pero
se había mancillado el gozo y la belleza de la institución sagrada de
Dios, y se había quebrantado la paz de la familia. Penina, la nueva
esposa, era celosa e intolerante, y se conducía con mucho orgullo
e insolencia. Para Ana, toda esperanza parecía estar destruida, y la
vida le parecía una carga pesada; no obstante, soportaba la prueba
con mansedumbre y sin queja alguna.
Elcana observaba fielmente las ordenanzas de Dios. Seguía sub-
sistiendo el culto en Silo, pero debido a algunas irregularidades del
ministerio sacerdotal, no se necesitaban sus servicios en el santuario,
al cual, siendo levita, debía atender. Sin embargo, en ocasión de las