Página 65 - Hijas De Dios (1999)

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Mujeres notables del Nuevo Testamento
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posiciones de honor en el reino de Cristo. El Salvador contestó: “No
sabéis lo que pedís”.
Vers. 22
. ¡Cuán poco entendemos muchos
de nosotros la verdadera importancia de nuestras oraciones! Jesús
conocía el sacrificio infinito que costaría adquirir esa gloria, cuando,
“por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el
oprobio”.
Hebreos 12:2
. Ese gozo consistía en ver almas salvadas
por su humillación, su agonía, y el derramamiento de su sangre.—
La
edificación del carácter, 54-55 (1883)
.
Cristo no reprochó a Santiago y Juan ni a su madre por pedir que
estuviesen sentados a la izquierda y a la derecha en su reino. Pero
al presentar los principios basados en el amor que deberían regir la
relación de unos con otros, les mostró a los indignados discípulos,
que en su vida cotidiana debían tomarle a él como ejemplo, y seguir
en sus pasos.
El apóstol también nos presenta este asunto en su debida luz,
diciendo: “Nada hagáis por contienda o por vanagloria: antes bien
con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a
él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual
también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que
hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no
estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se
despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a
los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí
mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por
lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que
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es sobre todo nombre”.
Filipenses 2:3-9
.—
The Signs of the Times,
16 de julio de 1896
.
La viuda de Naín
Este capítulo está basado en Lucas 7.
Jesús conoce la preocupación del corazón de cada madre. El que
tuvo una madre que luchó con la pobreza y la privación, simpatiza
con cada madre en sus trabajos. El que hizo un largo viaje para
aliviar el ansioso corazón de una mujer cananea, hará otro tanto
por las madres de hoy. El que devolvió a la viuda de Naín su único
hijo, y en su agonía sobre la cruz se acordó de su propia madre,