Página 73 - Hijas De Dios (1999)

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Mujeres notables del Nuevo Testamento
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Priscila y Aquila, su esposo, construían tiendas. Eran fieles
maestros que enseñaban a otros acerca de Jesucristo. Pablo, de la
misma profesión, trabajó junto a ellos, y les enseñó más acerca de
Cristo
.
La envidia y el odio de los judíos contra los cristianos [en Roma]
no conocía límites. Y los incrédulos residentes eran constantemente
alborotados. Los primeros se quejaban de que los judíos cristia-
nos provocaban desorden y eran peligrosos para el bien público.
Constantemente creaban algo para agitar a la gente y producir lucha.
Esta fue la razón por la que los cristianos fueron expulsados de
Roma.—
The Review and Herald, 6 de marzo de 1900
.
Poco después de llegar a Corinto, Pablo encontró “a un judío
llamado Aquila, natural del Ponto, recién venido de Italia con Pris-
cila su mujer”. Estos eran “del mismo oficio”. Desterrados por el
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decreto de Claudio, que ordenaba a todos los judíos que abandonaran
Roma, Aquila y Priscila habían ido a Corinto, donde establecieron
un negocio como fabricantes de tiendas. Pablo averiguó en cuanto
a ellos, y al descubrir que temían a Dios y trataban de evitar las
contaminadoras influencias que los rodeaban, “se quedó con ellos, y
trabajaban juntos... Y discutía en la sinagoga todos los días de repo-
so, y persuadía a judíos y a griegos”.—
Los Hechos de los Apóstoles,
281-282 (1911)
.
El apóstol Pablo era un ministro del Evangelio, sin embargo
trabajaba con sus manos, haciendo el humilde trabajo de un fa-
bricante de tiendas. El trabajar con sus manos no deshonraba su
obra de comunicar las grandes verdades del Evangelio de Cristo
que compartía con Aquila y Priscila. Los dos hombres y la misma
Priscila trabajaban con sus manos. Los diseños para hacer tiendas
que Pablo conocía eran ingeniosos, lo mismo que sus métodos para
realizar el trabajo. Y al mismo tiempo ministraba a la gente predi-
cando el Evangelio de Cristo. Muchos fueron traídos a la verdad
por el testimonio de este fiel obrero que se mantenia a sí mismo
fabricando tiendas,en lugar de depender de otros para su comida
y sus gastos. Como obrero era habilidoso y diligente, y seguía su
propio consejo de ser “no perezosos; fervientes en espíritu, sirvien-
do al Señor”.
Romanos 12:11
. Al predicar la Palabra no era menos
fervoroso; y su tacto de comerciante le daba gran capacidad en el
habla.—
Manuscript Release 19:25 (1897)
.