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La Historia de la Redención
sobre ellos. Entonces “Josué deshizo a Amalec y a su pueblo a filo
de espada.
“Y Jehová dijo a Moisés: Escribe esto para memoria en un libro,
y di a Josué que raeré del todo la memoria de Amalec de debajo del
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cielo. Y Moisés edificó un altar, y llamó su nombre Jehová-nisi; y
dijo: Por cuanto la mano de Amalec se levantó de generación en
generación”. Si los hijos de Israel no hubieran murmurado contra
el Señor, él no habría permitido que sus enemigos hicieran guerra
contra ellos.
La visita de Jetro
Antes de salir de Egipto Moisés había enviado a su esposa y a
sus hijos a casa de su suegro. Y después que Jetro oyó hablar de la
maravillosa liberación de los israelitas de Egipto, visitó a Moisés en
el desierto, y le llevó su esposa y sus hijos. “Y Moisés salió a recibir
a su suegro, y se inclinó, y lo besó; y se preguntaron el uno al otro,
cómo estaban, y vinieron a la tienda, y Moisés contó a su suegro
todas las cosas que Jehová había hecho a Faraón y a los egipcios por
amor de Israel, y todo el trabajo que habían pasado en el camino, y
cómo los había librado Jehová.
“Y se alegró Jetro de todo el bien que Jehová había hecho a
Israel, al haberlo librado de mano de los egipcios. Y Jetro dijo:
Bendito sea Jehová, que os libró de manos de los egipcios y de la
mano de Faraón, y que libró al pueblo de la mano de los egipcios.
Ahora conozco que Jehová es más grande que todos los dioses;
porque en lo que se ensoberbecieron prevaleció contra ellos. Y tomó
Jetro, suegro de Moisés, holocaustos y sacrificios para Dios; y vino
[vinieron] Aarón y todos los ancianos de Israel para comer con el
suegro de Moisés delante de Dios”.
Gracias a su perspicacia Jetro pronto se dio cuenta que las cargas
que recaían sobre Moisés eran demasiado grandes, puesto que la
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gente le traía todos sus problemas, y él los instruía con respecto
a los estatutos y a la ley de Dios. Dijo a Moisés: “Oye ahora mi
voz; yo te aconsejaré, y Dios estará contigo. Está por el pueblo
delante de Dios, y somete tú los asuntos a Dios. Y enseña a ellos
las ordenanzas y las leyes, y muéstrales el camino por donde deben
andar, y lo que han de hacer. Además escoge tú de entre todo el