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La Historia de la Redención
que los hombres a quienes había autorizado para que obraran en su
lugar, llevaran a cabo esa obra con responsabilidad.
Saulo se convirtió en un alumno de los discípulos. A la luz de
la ley comprendió que era pecador. Vio que Jesús, a quien en su ig-
norancia había considerado impostor, era el Autor y el Fundamento
de la religión del pueblo de Dios desde los días de Adán, y el Con-
sumador de la fe que ahora iluminaba su visión con tanta claridad;
vio además que era el vindicador de la verdad y el cumplimiento
de las profecías. El había creído que Jesús anulaba la ley de Dios;
pero cuando el dedo del Altísimo tocó su visión espiritual, se dio
cuenta de que él era el originador de todo el sistema de sacrificios
de los judíos; que había venido al mundo con el expreso propósito
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de vindicar la ley de su Padre; y que con su muerte los símbolos
de la ley se habían encontrado con la realidad. A la luz de la ley
moral, que él creía guardar celosamente, Saulo se vio como pecador
de pecadores.
De perseguidor a apóstol
Pablo fue bautizado por Ananías en el río que pasa cerca de
Damasco. Se fortaleció mediante el alimento e inmediatamente
comenzó a predicar a Jesús a los creyentes de la ciudad, a los mismos
para cuya destrucción había salido de Jerusalén. También enseñó
en las sinagogas que el Jesús que había sido enviado a la muerte
era ciertamente el Hijo de Dios. Sus argumentos, basados en las
profecías, eran tan concluyentes, y sus esfuerzos contaban de tal
modo con el poder de Dios, que los judíos opositores se confundieron
y no pudieron responderle. La educación rabínica y farisea de Pablo
debía ser empleada entonces en beneficio de la predicación del
Evangelio, y para sostener la causa que antes se había esforzado en
destruir.
Los judíos quedaron totalmente sorprendidos y confundidos ante
la conversión de Pablo. Estaban perfectamente al tanto del puesto
que ocupaba en Jerusalén, y sabían cuál era el principal motivo de
su viaje a Damasco, y que había sido comisionado por el sumo
sacerdote que lo había autorizado para prender a los creyentes en
Jesús con el fin de enviarlos detenidos a Jerusalén; no obstante, ahora
lo veían predicando el Evangelio de Cristo, fortaleciendo a los que