Página 267 - La Historia de la Redenci

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El misterio de la iniquidad
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de oponerse a Dios y exaltarse sobre él. Ese gigantesco sistema de
religión falsa es la obra maestra del poder de Satanás; un monumento
a sus esfuerzos por ocupar el trono y gobernar la tierra de acuerdo
con su voluntad.
Con el fin de obtener ventajas y honores mundanos, la iglesia
procuró el favor y el apoyo de los grandes hombres de la tierra, y
al rechazar de ese modo a Cristo, fue inducida a rendir lealtad al
representante de Satanás, es a saber, al obispo de Roma.
Una de las doctrinas cardinales del catolicismo es que el papa
es la cabeza visible de la iglesia universal de Cristo, investido con
autoridad suprema sobre los obispos y los pastores en todo el mundo.
Más aún, el papa se ha arrogado los mismos títulos de la Divinidad.
Satanás sabía muy bien que las Sagradas Escrituras capacitarían
a los hombres para descubrir sus engaños y resistir su poder. Incluso
el Salvador del mundo resistió sus ataques por medio de la Palabra.
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En cada uno de sus asaltos Cristo empleó el escudo de la verdad
eterna al decir: “Escrito está”. A cada sugerencia del adversario
opuso la sabiduría y el poder de la Palabra. Para que Satanás pudiera
conservar su dominio sobre los hombres y afirmar la autoridad del
usurpador papal, debía mantenerlos ignorantes acerca de las Escritu-
ras. La Biblia exalta a Dios y pone al hombre finito en su correcta
ubicación; por lo tanto, sus sagradas verdades deben mantenerse
ocultas y mejor suprimidas. Esa fue la lógica adoptada por la Iglesia
de Roma. Por cientos de años impidió la circulación de la Biblia. Se
prohibía a la gente que la leyera o que la tuviera en sus hogares, y
sacerdotes y prelados carentes de principios interpretaban sus ense-
ñanzas de manera que apoyaran sus pretensiones. De esa manera el
papa llegó a ser casi universalmente reconocido como representante
de Dios en la tierra, dotado de autoridad suprema sobre la iglesia y
el estado.
La mudanza de los tiempos y la ley
Al eliminar el detector de errores, Satanás obró de acuerdo con su
voluntad. La profecía declaraba que el papado pensaría en “cambiar
los tiempos y la ley”.
Daniel 7:25
. No se demoró en intentar esa
obra. Para permitir que los paganos se convirtieran y encontraran un
sustituto de los ídolos que adoraban, y para promover de ese modo