Página 270 - La Historia de la Redenci

Basic HTML Version

266
La Historia de la Redención
entonces comenzaron los 1.260 años de opresión papal predichos en
las profecías de Daniel y Juan.
Daniel 7:25
;
Apocalipsis 13:5-7
. Los
cristianos se vieron obligados a elegir entre renunciar a su integridad
y aceptar las ceremonias y el culto católico, o pasarse la vida en
las mazmorras, o morir en el potro, entre rejas o víctimas del hacha
del verdugo. Entonces se cumplieron las palabras de Jesús: “Mas
seréis entregados aun por vuestros padres, y hermanos, y parientes,
y amigos; y matarán a algunos de vosotros; y seréis aborrecidos de
todos por causa de mi nombre”.
Lucas 21:16, 17
. La persecución
se desató sobre los fieles con mayor furia que antes, y el mundo se
convirtió en un vasto campo de batalla. Por cientos de años la iglesia
de Cristo encontró refugio escondiéndose y en la oscuridad. Así dice
el profeta: “Y la mujer huyó al desierto, donde tiene lugar preparado
[348]
por Dios, para que allí la sustenten por mil doscientos sesenta días”.
Apocalipsis 12:6
.
La edad media
La ascensión de la Iglesia Católica al poder señaló el principio
de la Edad Media. A medida que su poder aumentaba, las tinieblas
se hacían más intensas. La fe se trasladó de Cristo, su verdadero
fundamento, al papa de Roma. En lugar de confiar en el Hijo de
Dios para obtener el perdón de los pecados y la salvación eterna, la
gente recurría al papa, y los sacerdotes y los prelados en quienes éste
delegaba su autoridad. Se les enseñó que el papa era su mediador,
y que sólo podían acercarse a Dios a través de él, y más aún, que
estaba en lugar de Dios para ellos, y por lo tanto debía ser obedecido
sin vacilar. Cualquier desviación de sus requerimientos era causa
suficiente para que se lanzaran los más severos castigos sobre los
cuerpos y las almas de los ofensores. De ese modo la atención de la
gente se desvió de Dios para dirigirse a hombres falibles y sujetos
a error; todavía más, al mismo príncipe de las tinieblas que ejercía
su poder por medio de ellos. El pecado se cubrió con un manto
de santidad. Cuando se suprimen las Escrituras y el hombre se
considera supremo, todo lo que podemos esperar es fraude, engaño
y degradante iniquidad. Con la elevación de las leyes y tradiciones
humanas, se manifestó la corrupción que siempre resulta cuando se
pone a un lado la ley de Dios.