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La Historia de la Redención
otra porción de la Palabra se lo explicaba. Consideró la Palabra de
Dios con gozo, y con el más profundo respeto y reverencia.
Al continuar su examen de las profecías, descubrió que los habi-
tantes de la tierra estaban viviendo en las horas finales de la historia
de este mundo, pero que no lo sabían. Observó las iglesias, y vio
que estaban corrompidas, que habían trasladado sus afectos de Jesús
al mundo, que estaban buscando honores mundanales en vez de los
honores que vienen de lo alto, que luchaban por las riquezas terrena-
les en vez de depositar sus tesoros en el cielo. Pudo ver hipocresía,
oscuridad y muerte por todas partes. Su espíritu se conmovió en
su interior. Dios lo llamó para que abandonara su granja, así como
llamó a Eliseo para que dejara sus bueyes en el campo de labor a fin
de seguir a Elías.
Con temor Guillermo Miller comenzó a presentar ante la gente
los misterios del reino de Dios, conduciendo a sus oyentes a lo
largo de las profecías hasta el segundo advenimiento de Cristo. El
testimonio de las Escrituras que señalaban la venida de Cristo en
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1843 despertó gran interés. Muchos se convencieron de que los
argumentos basados en los períodos proféticos eran correctos y,
sacrificando su orgullo y su opinión personal, recibieron con gozo
la verdad. Algunos ministros dejaron a un lado sus sentimientos e
ideas sectarias, sus salarios y sus iglesias, y se unieron a los que
proclamaban la venida de Jesús.
Hubo pocos ministros, sin embargo, que aceptaron este mensaje;
por eso mismo fue confiado mayormente a humildes laicos. Los
granjeros dejaron sus campos, los mecánicos sus herramientas, los
comerciantes sus mercaderías, los profesionales sus tareas; y a pesar
de ello la cantidad de obreros era pequeña en comparación con la
obra que se debía realizar. La condición de una iglesia impía en un
mundo sumido en la maldad abrumaba el alma de los verdaderos
atalayas. Y por eso voluntariamente soportaron trabajos, privaciones
y sufrimientos para poder invitar a los hombres a fin de que se
arrepintieran para salvación. Aunque sufrió la oposición de Satanás,
la obra avanzó decididamente, y muchos miles aceptaron la verdad
del advenimiento.