Página 321 - La Historia de la Redenci

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Los engaños de Satanás
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Las escrituras son una salvaguardia
Vi que la hueste celestial se indignó frente a esta actitud tan
descarada de Satanás. Pregunté por qué se permitía que todos esos
engaños causaran sus efectos en la mente humana cuando los ángeles
de Dios eran poderosos y, si se les ordenaba, podían fácilmente
quebrantar el poder del enemigo. Entonces vi que Dios sabía que
Satanás iba a poner en práctica todas sus tretas para destruir al
hombre. Por eso permitió que se escribiera su Palabra, para presentar
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sus propósitos acerca de la raza humana con tanta claridad que ni
los más débiles necesitaran errar. Después de dar su Palabra a los
hombres, la preservó cuidadosamente de la destrucción por parte
de Satanás y sus ángeles, o por parte de cualquiera de sus agentes
o representantes. Mientras otros libros podían ser destruidos, éste
debía ser inmortal. Y cerca del fin del tiempo, cuando los engaños del
enemigo aumentaran, se iba a multiplicar de tal manera que todos los
que lo quisieran podrían obtener un ejemplar, y si estaban dispuestos
podían armarse contra los engaños y los prodigios mentirosos de
Lucifer.
Vi que Dios había protegido la Biblia en forma especial; sin
embargo, cuando sólo había pocos ejemplares, algunos eruditos en
ciertos casos modificaron las palabras con la idea de aclarar su senti-
do, pero en realidad estaban confundiendo lo que era claro al torcer
su significado para que concordara con sus opiniones establecidas,
condicionadas a su vez por la tradición. Pero vi que la Palabra de
Dios, en conjunto, es una cadena perfecta, y que una porción se
ensambla con la otra y la explica. Los verdaderos buscadores de
la verdad no necesitan errar; porque la Palabra de Dios no es sólo
clara y sencilla al presentar el camino de la vida, sino que se da el
Espíritu Santo como guía para comprender el camino de la vida que
ella revela.
Vi que los ángeles de Dios nunca deben dominar la voluntad.
Dios pone delante del hombre la vida y la muerte. El puede elegir.
Muchos desean la vida, pero siguen avanzando por el camino ancho.
Deciden rebelarse contra el gobierno de Dios, a pesar de su gran
misericordia y la compasión que manifestó al dar a su Hijo para
que muriera por ellos. Los que no aceptan la salvación adquirida
a un precio tan exorbitante serán castigados. Pero vi que Dios no
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