Página 341 - La Historia de la Redenci

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La recompensa de los santos
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la vida, y en las márgenes había otros hermosos árboles que daban
frutos buenos para comer.
Las palabras son demasiado pobres para intentar una descripción
del cielo. Cuando la escena aparece delante de mí, me abruma el
asombro. Arrobada por ese resplandor insuperable y esa excelsa glo-
ria, dejo caer la pluma y exclamo: “¡Oh, qué amor, qué maravilloso
amor!” Las palabras más sublimes no alcanzan a describir la gloria
del cielo ni las incomparables profundidades del amor del Salvador.
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