Página 343 - La Historia de la Redenci

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El milenio
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habitantes de los otros mundos habían sido librados de él y de sus
tentaciones.
Después vi tronos, y vi que Jesús y los redimidos se sentaban en
ellos, y que los santos reinaban como reyes y sacerdotes de Dios.
Cristo, junto con su pueblo, juzgó a los impíos muertos, comparando
sus acciones con el libro de estatutos, la Palabra de Dios, y fallando
cada caso según lo hecho en el cuerpo. Después sentenciaron a
los impíos a la pena que debían sufrir de acuerdo con sus obras,
la que quedó escrita frente a sus nombres en el libro de la muerte.
También el diablo y sus ángeles fueron juzgados por Jesús y los
santos. El castigo de Satanás debía ser mucho mayor que el de
aquellos a quienes engañó. Su sufrimiento será tan grande que no se
podrá establecer comparación alguna con el de ellos. Después que
perezcan todos los que engañó, el enemigo continuará viviendo para
sufrir por mucho tiempo más.
Cuando terminó el juicio de los impíos muertos, al final del mile-
nio, Jesús salió de la ciudad seguido por los santos y una comitiva de
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ángeles. Descendió sobre una gran montaña que, tan pronto como él
posó los pies en ella, se partió convirtiéndose en una dilatada llanura.
Entonces alzamos los ojos y vimos la grande y hermosa ciudad con
doce cimientos y doce puertas, tres en cada lado, y un ángel en cada
una. Exclamamos: “¡La ciudad! ¡La gran ciudad! Está descendiendo
del cielo, de Dios”. Y bajó con todo su esplendor y deslumbrante
gloria, y se asentó en la vasta llanura que Jesús había preparado para
ella.
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