Página 345 - La Historia de la Redenci

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La segunda resurrección
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taleció a los débiles diciéndoles que él y sus ángeles eran poderosos.
Señaló los incontables millones que habían resucitado. Había entre
ellos poderosos militares y reyes expertos en el arte de la guerra,
que habían conquistado reinos. Había también gigantes fornidos y
hombres valientes que nunca habían perdido una batalla. Allí estaba
el soberbio y ambicioso Napoleón, cuya presencia había hecho tem-
blar reinos. Allí había hombres de destacada estatura y digno porte
que murieron en medio de la batalla sedientos de conquistas.
Al salir de la tumba reanudaron el curso de sus pensamientos
donde lo había interrumpido la muerte. Conservaban el mismo afán
de vencer que los había dominado cuando cayeron. Satanás consultó
a sus ángeles, y después con esos reyes, conquistadores y hombres
poderosos. Entonces contempló ese vasto ejército, y les dijo que los
habitantes de la ciudad eran pocos y débiles, por lo que podían subir
contra ella y tomarla, arrojar a sus habitantes y adueñarse de sus
riquezas y su gloria.
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Satanás logró engañarlos, e inmediatamente todos se dispusieron
para la batalla. En aquel vasto ejército había muchos hombres hábiles
que construyeron toda clase de pertrechos de guerra. Entonces, con
Satanás a la cabeza, la multitud se puso en marcha. Reyes y guerreros
iban muy cerca de Satanás, y la multitud seguía formando grupos.
Cada grupo tenía su jefe, y marchaba en orden sobre la fragmentada
superficie de la tierra en dirección a la Santa Ciudad. Jesús cerró las
puertas y el vasto ejército la rodeó y se dispuso para la batalla a la
espera del fiero conflicto.
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