Página 55 - La Historia de la Redenci

Basic HTML Version

Set y Enoc
51
plantado ese jardín y lo había bendecido de manera especial, y en su
maravillosa providencia lo sacó del mundo, y lo devolverá a éste más
gloriosamente adornado que antes que fuera retirado. El Altísimo se
propuso preservar una muestra de la perfección de la creación, libre
de la imprecación mediante la cual maldijo la tierra.
El Señor desplegó más ampliamente ante Enoc el plan de sal-
vación, y por medio del espíritu de profecía lo condujo a lo largo
de las generaciones que vivirían después del diluvio, y le mostró
los grandes acontecimientos relacionados con la segunda venida de
Cristo y el fin del mundo.
Judas 14
.
Enoc estaba preocupado por los muertos. Le parecía que los
justos y los impíos irían juntos al polvo y que ése sería su final.
No comprendía claramente el tema de la vida de los justos más
allá de la tumba. En visión profética se lo instruyó con respecto
al Hijo de Dios, que habría de morir como sacrificio en favor del
hombre, y se le mostró la venida de Cristo en las nubes de los cielos,
acompañado por una hueste de ángeles, para dar vida a los justos
muertos y rescatarlos de sus sepulturas. También vio la corrupción
que prevalecería en el mundo cuando Cristo apareciera por segunda
[61]
vez, que habría una generación jactanciosa, presuntuosa y testaruda,
en abierta rebelión contra la ley de Jehová, para negar al único
Dios soberano y a nuestro Señor Jesucristo, pisotear su sangre y
despreciar su expiación. Vio a los justos coronados de gloria y honor
mientras se separaba a los impíos de la presencia del Señor para ser
consumidos por el fuego.
Enoc repitió fielmente al pueblo todo lo que Dios le había revela-
do por medio del espíritu de profecía. Algunos creyeron sus palabras
y se apartaron de su impiedad para temer y adorar al Altísimo.
La traslación de Enoc
Enoc crecía en espiritualidad a medida que se comunicaba con
Dios. Su rostro irradiaba un fulgor santo que perduraba mientras
instruía a los que escuchaban sus palabras llenas de sabiduría. Su
apariencia digna y celestial llenaba de reverencia a la gente. El Señor
amaba a Enoc porque éste lo seguía consecuentemente, aborrecía
la iniquidad y buscaba con fervor el conocimiento celestial para
cumplir a la perfección la voluntad divina. Anhelaba unirse aun más