Página 63 - La Historia de la Redenci

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El diluvio
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masiado tarde de su incredulidad. El arca se sacudía y se agitaba
vigorosamente. Los animales que estaban dentro de ella expresaban
mediante diferentes sonidos su temor descontrolado; sin embargo,
en medio de la furia de los elementos, la elevación del nivel de las
aguas y las violentas arremetidas de árboles y rocas, el arca avanzaba
con seguridad. Algunos ángeles sumamente fuertes la guiaban y la
protegían de todo peligro. Su preservación a cada instante de esa
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terrible tempestad de cuarenta días y cuarenta noches fue un milagro
del Todopoderoso.
Los animales amenazados por la tempestad acudieron a los hom-
bres, pues preferían estar cerca de los seres humanos, como si espe-
raran que ellos los auxiliaran. Algunos ataron a sus hijos a fuertes
animales, e hicieron otro tanto consigo mismos, pues sabían que
éstos lucharían por su vida, y treparían a las cumbres más altas
para huir de las aguas que subían. La tempestad no moderó su fu-
ria, sin embargo; las aguas, en cambio, aumentaron de nivel más
rápidamente que al principio. Algunos se ataron a altos árboles ubi-
cados en las cumbres más elevadas de la tierra, pero éstos fueron
desarraigados y lanzados con violencia por el aire como si alguien
los hubiera arrojado con furia, junto con piedras y lodo, sobre las
olas que avanzaban y bullían. Sobre esas cumbres seres humanos y
bestias luchaban por conservar su posición, hasta que todos fueron
arrojados a las espumosas aguas que casi llegaban a esos lugares.
Por fin esas cimas fueron alcanzadas también, y los hombres y los
animales que se hallaban allí perecieron por igual arrastrados por las
aguas del diluvio.
Noé y su familia observaban ansiosamente el descenso de las
aguas. El patriarca deseaba salir y pisar tierra firme nuevamente. En-
vió un cuervo que salió del arca y volvió. No recibió la información
que deseaba, y entonces envió una paloma, la cual, al no encontrar
donde posarse, regresó al arca. Después de siete días soltó de nuevo
una paloma, y cuando vieron la rama de olivo en su pico, los ocho
miembros de la familia se regocijaron mucho, pues habían estado
por largo tiempo en el arca.
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Nuevamente descendió un ángel y abrió la puerta. Noé podía
sacar la parte superior, pero no podía abrir lo que Dios había cerrado.
El Señor habló con Noé por medio del ángel que abrió la puerta, y