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La Historia de la Redención
Y Labán dijo: “Atalaye Jehová entre tú y yo, cuando nos apar-
temos el uno del otro. Si afligieres a mis hijas, o si tomares otras
mujeres además de mis hijas, nadie está con nosotros; mira, Dios es
testigo entre nosotros dos”.
Jacob hizo un solemne pacto delante del Señor en el sentido de
que no tomaría otras esposas. “Dijo más Labán a Jacob: He aquí este
majano y he aquí esta señal que he erigido entre tú y yo. Testigo sea
este majano, testigo sea esta señal, que ni yo pasaré de este majano
contra ti ni tú pasarás de este majano y de esta señal contra mí, para
mal. El Dios de Abraham y el Dios de Nacor juzgue entre nosotros,
el Dios de sus padres. Y Jacob juró por aquel a quien temía Isaac su
padre”.
Cuando prosiguió su camino, ángeles le salieron al encuentro.
Y cuando los vio, dijo: “Campamento de Dios es éste”. Vio a los
ángeles de Dios en un sueño acampados en torno del de él. Entonces
envió un humilde y conciliador mensaje a su hermano Esaú: “Y
los mensajeros volvieron a Jacob, diciendo: Vinimos a tu hermano
Esaú, y él también viene a recibirte, y cuatrocientos hombres con
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él. Entonces Jacob tuvo gran temor, y se angustió; y distribuyó el
pueblo que tenía consigo, y las ovejas y las vacas y los camellos, en
dos campamentos. Y dijo: Si viene Esaú contra un campamento y lo
ataca, el otro campamento escapará.
“Y dijo Jacob: Dios de mi padre Abraham, y Dios de mi padre
Isaac, Jehová, que me dijiste: Vuélvete a tu tierra y a tu parentela, y
yo te haré bien; menor soy que todas las misericordias y que toda la
verdad que has usado para con tu siervo; pues con mi cayado pasé
este Jordán, y ahora estoy sobre dos campamentos. Líbrame ahora
de la mano de mi hermano, de la mano de Esaú, porque le temo; no
venga acaso y me hiera la madre con los hijos. Y tú has dicho: Yo te
daré bien, y tu descendencia será como la arena del mar, que no se
puede contar por la multitud”.
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